Contenidos
- Síntomas de la diabetes tipo 2
- Causas de la diabetes tipo 2
- ¿Cómo se diagnostica la diabetes tipo 2?
- ¿Cómo se controla la diabetes tipo 2?
- ¿Consumir o no carbohidratos con diabetes de tipo 2?
- ¿Qué alimentos evitar para controlar la diabetes tipo 2?
- Complicaciones de la diabetes tipo 2
- Ejercicio contra la diabetes tipo 2
- Suplementos para tratar la diabetes tipo 2
- Referencias bibliográficas
La diabetes tipo 2 es una patología considerada generalmente como crónica y determinada por los hábitos de vida. Aunque los condicionantes genéticos puede influir sobre su desarrollo, son el sedentarismo, el sobrepeso y un consumo inadecuado de energía y de carbohidratos los principales detonantes a nivel molecular. Si bien es posible revertirla, el impacto de la misma sobre la fisiología del organismo seguirá presente tiempo después, por lo que es necesario optar por la prevención.
Desde luego la diabetes tipo 2 ha incrementado su incidencia en los últimos años. La reducción en la actividad física y el acceso a comida de baja calidad en cualquier momento y lugar propician un caldo de cultivo excelente para el desarrollo de alteraciones metabólicas. Pero por desgracia, no se le otorga la importancia que debiera, ya que no es potencialmente mortal por si misma. Eso sí, incrementa significativamente el riesgo de desarrollar otros problemas de salud como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y el hígado graso
Síntomas de la diabetes tipo 2
Normalmente la diabetes tipo 2 es una enfermedad silenciosa. No genera síntomas hasta bien desarrollada, cuando el control glucémico se deteriora mucho y por lo tanto la obtención de energía empieza a ser defectuosa. En este momento es posible sentir fatiga, somnolencia, aparición de manchas o verrugas en la piel, visión borrosa, mareos…
Pero desde luego lo más importante son las comorbilidades que lleva asociadas. Y es que generalmente la diabetes tipo 2 no viene sola. Se acompaña de un incremento significativo de la inflamación y de la oxidación, lo cual repercute en la eficiencia de la replicación del ADN y en la salud de las paredes arteriales. Bajo este contexto es más probable que se desarrollen placas de ateroma o diferentes tipos de tumores, pues muchos de ellos comienzan por desregulaciones metabólicas a nivel mitocondrial.
El caso es que muchas personas pueden convivir años con la diabetes tipo 2 sin llegar a tener un diagnóstico de la enfermedad. Poco a poco incrementarán su peso total y graso, con menor capacidad para obtener energía de calidad a través de los alimentos y con un aumento de la facilidad para acumular grasa en el depósito subcutáneo y visceral. Cuando se detecta el problema en la analítica sanguínea suele ser ya tarde.
Causas de la diabetes tipo 2
Como comentamos, la diabetes tipo 2 es una enfermedad más condicionada por el ambiente que por la genética. Es cierto que tanto el gen FTO (relacionado con la obesidad) como la presencia de ncRNA pueden estar involucrados en su desarrollo. Con ncRNA nos referimos a un código genético que no se involucra en la síntesis de proteínas y que se relaciona con la disfunción endotelial y con la patología metabólica. Cuando aparece condiciona la señalización de la insulina y la sensibilidad de las células a la misma.
Pero más allá de dichos determinantes, realmente lo que va a marcar la diferencia en el desarrollo de la diabetes tipo 2 es la cantidad y la calidad de tejido muscular. Y es que existe una relación inversa entre el tejido magro y el riesgo de sufrir la patología. Esto se debe a que el músculo es el órgano más importante a la hora de influir sobre el control glucémico. Permite almacenar el excedente de glucosa en sangre en forma de glucógeno, además de equilibrar la inflamación.
Asimismo, hay que tener en cuenta el aporte de carbohidratos como factor predisponente. Cuando el nivel de actividad física es alto los azúcares de la dieta no suponen un inconveniente, ya que se emplearán para la génesis de energía. Sin embargo, en contextos de sedentarismo provocan un aumento en la producción de insulina que no es bien equilibrado y que causa resistencia a la hormona en el tejido muscular y graso.
A parte una pauta dietética inadecuada tiene como consecuencia el agrandamiento y la duplicación de los adipocitos blancos. El resultado es un incremento de los niveles de inflamación y de oxidación, lo que también impacta sobre la epigenética.
¿Cómo se diagnostica la diabetes tipo 2?
Para el diagnóstico de la diabetes tipo 2 es preciso una prueba bioquímica (análisis de sangre) o una curva de tolerancia a la glucosa. Si en ayunas se obtiene un resultado de azúcar en sangre superior a 126 mg/dL se determina un positivo para la enfermedad. En caso de duda se administra una solución de 75 g de glucosa para realizar la curva y comprobar el manejo en el incremento de la glucemia sanguínea:
- Menos de 140 mg/dl (7,8 mmol/l) después de dos horas es un nivel normal.
- Entre 140 y 199 mg/dl (7,8 mmol/l y 11,0 mmol/l) se diagnostica prediabetes.
- Un nivel de 200 mg/dl (11,1 mmol/l) o más después de dos horas es síntoma de diabetes.
También puede efectuarse el diagnóstico a partir del estudio de la hemoglobina glucosilada o HbA1c. Este valor indica el nivel promedio de glucosa en sangre en los últimos meses. Se considera negativo por debajo de 5,7 %, prediabetes entre 5,7 y 6,4 % y diabetes por encima de 6,5 %
¿Cómo se controla la diabetes tipo 2?
Hasta ahora existían dos medidas de control para la diabetes tipo 2: la farmacológica y la dietética. Dentro de la primera destacaba el uso de metformina, otros fármacos como las glitazonas o análogos del GLP-1 (más actuales). Desde el punto de vista de la nutrición se intervenía dividiendo la dosis de carbohidratos a lo largo del día para mantener las glucemias estables, junto con una restricción de los azúcares simples.
Sin embargo, las últimas evidencias nos muestran que la mejor estrategia para controlar, e incluso llegar a revertir la diabetes tipo 2, tiene que ver con la promoción de la masa muscular. El trabajo de fuerza ha de ser la piedra angular del proceso, con cargas crecientes. Del mismo modo conviene incrementar la ingesta de proteínas para favorecer las adaptaciones.
Lo que sí ha variado es la posición respecto a los carbohidratos. En un inicio conviene restringir parcialmente su presencia en la dieta para recuperar la sensibilidad a la insulina y anabólica. Pueden incluirse en la pauta antes y después de las sesiones de ejercicio, pero se debe limitar su presencia durante el resto del día. Siempre eligiendo los de tipo complejo claro.
Poco a poco, según las intensidades del ejercicio se vayan incrementando, es posible retocar al alza la presencia de los azúcares en la dieta para seguir soportando los aumentos en el rendimiento. Otras estrategias como la alimentación restringida en el tiempo (ayuno intermitente) también pueden ser muy favorables para lograr un control efectivo de las glucemias.
¿Consumir o no carbohidratos con diabetes de tipo 2?
Resulta paradójico como la diabetes es un problema de gestión del azúcar y de manera tradicional se ha tratado aumentando la dosis de carbohidratos en la dieta (aunque con una distribución homogénea a lo largo del día). Mala decisión. Las evidencias actuales confirman que, para controlar la diabetes tipo 2 resulta mucho más eficiente plantear una restricción de los hidratos de carbono en la pauta para evitar glucemias elevadas y reducir así la inflamación derivada de un trabajo pancreático excesivo. Esto podría favorecer la función mitocondrial, provocando también una mayor eficiencia en el empleo de los azúcares y de los ácidos grasos para la producción energética.
Pero no nos engañemos, la verdadera clave a la hora de luchar contra la diabetes tiene que ver con el cambio en la composición corporal. Al principio lo más normal es que el tejido graso, subcutáneo y visceral, se encuentre aumentado. A su vez la masa magra estará disminuida. Esto se traduce en baja eficiencia metabólica y en una escasa capacidad del tejido a la hora de captar glucosa, reduciendo los niveles de la misma en sangre. Es la pescadilla que se muerde la cola, pero se puede actuar desde el punto de vista del ejercicio.
Ahora bien, solamente hay un tipo de ejercicio que nos sirve. El trabajo de fuerza. Esta es la forma más eficaz de generar hipertrofia muscular, de aumentar la expresión de GLUT4 en el tejido y de modificar positivamente la utilización de los sustratos energéticos para quemar todo el exceso de grasa acumulado. La intensidad ha de ser creciente y el volumen adecuado. Pero el objetivo es simple, levantar cada vez más peso.
La importancia de las proteínas
La dieta en el contexto del control de la diabetes de tipo 2 tiene una doble función. En primer lugar evitar picos glucémicos que aumenten el estrés. En segundo aportar los nutrientes necesarios para permitir el crecimiento muscular, facilitando la captación de glucosa de la sangre. Con ambos objetivos podemos definir que la clave está en no pasarse con los carbohidratos y en no quedarse corto respecto a las proteínas. De hecho, incluso podría ser interesante aportar una cantidad superior de proteínas a la recomendada para una persona normal, con el objetivo de incrementar la saciedad.
No obstante, hay que tener en cuenta que la capacidad de ganancia muscular en la persona con diabetes tipo 2 se encuentra disminuida. Es un fenómeno conocido como «resistencia anabólica« motivado por la escasa respuesta a las hormonas que favorecen la hipertrofia, la insulina e IGF-1. Por lo tanto, hay que tener bastante paciencia. De la misma forma que una persona no se convierte en diabético por comerse un donuts un día tampoco revertirá la situación a la segunda semana de entreno con pesas. Habrá que garantizar que la intensidad absoluta es alta. Sobre ello ya hablé hace unas semanas.
¿Qué alimentos evitar para controlar la diabetes tipo 2?
Una vez diagnosticada la diabetes tipo 2 hay que hacer una serie de cambios en el patrón de alimentación para evitar la progresión de la patología. La primera de ellas es suprimir por completo el consumo de alcohol. Hablamos de una enfermedad metabólica que cursa con sarcopenia y resistencia anabólica. El alcohol es un tóxico que inhibe la síntesis proteica muscular, por lo que puede acelerar este proceso de pérdida de masa muscular, agravando las consecuencias.
Por otra parte, es importante retirar los alimentos que puedan incrementar los niveles de inflamación, como la bollería, los azúcares simples, los productos con grasas trans, los ultraprocesados industriales…Será necesario elegir siempre productos frescos con alta densidad nutricional que aporten proteínas de alto valor biológico y grasas de calidad. Respecto a las fuentes de carbohidratos, lo mejor será apostar por los tubérculos y por las legumbres.
Y por supuesto es clave eliminar los refrescos. El azúcar consumido por medio líquido impacta de manera dramática sobre las glucemias, disparando la producción de insulina y aumentando la resistencia a la hormona. Las opciones zero tampoco son una buena alternativa, ya que los edulcorantes que contienen podrían alterar la microbiota, determinando negativamente la digestión.
Complicaciones de la diabetes tipo 2
Las principales complicaciones de la diabetes tipo 2 tienen que ver con la hiperglucemia y los daños en la función visual. Si bien los pacientes diabéticos tipo 1 son más propensos a una hipoglucemia fulminante, los que cuentan con el tipo 2 suelen tener problemas más bien a la hora de reducir la concentración de azúcar debido a la baja eficiencia de la insulina que producen.
No obstante, esta sobredemanda pancreática daña el órgano e incrementa los problemas en su funcionamiento. Desde luego la diabetes tipo 2 se sitúa como factor de riesgo para el desarrollo de tumores relacionados con el tubo digestivo. También para la aparición de patologías neurodegenerativas. Y es que en la actualidad se acepta cada vez más la teoría de que estas enfermedades tienen una base metabólica.
Por supuesto la inflamación subyacente provoca oxidación en todos los compartimentos del organismo humano. El sistema cardiovascular se verá afectado a través de una mayor circulación de lípidos en sangre y por medio de la oxidación de las lipoproteínas, tendiendo por lo tanto a la aterogénesis.
Ejercicio contra la diabetes tipo 2
El ejercicio de fuerza es la tarea central en la prevención y en el manejo de la diabetes de tipo 2. Construyendo masa muscular se equilibra la inflamación y se mejora el control glucémico. Aunque no es tarea fácil, ya que el proceso puede ser lento. La clave está en la sobrecarga progresiva, trabajando al menos 3 sesiones por semana para un estímulo suficiente.
Sobre todo hay que poner el foco en los ejercicios básicos multiarticulares, aunque en un principio cabe la opción de emplear máquinas en lugar de peso libre para salvar los problemas técnicos de ejecución. Poco a poco se colocarán más kilos para realizar el mismo número de repeticiones en las series, que se pueden establecer entre 8 y 12 en el primer ciclo de 4-6 semanas de trabajo.
Posteriormente habrá que variar entre modelos de entrenamiento de 3 y 5 repeticiones con poco volumen y otros con más series y un número elevado de repeticiones en cada una para darle estímulo a los diferentes tipos de fibras. Con ello se pondrán en marcha los mecanismos anabólicos, siempre y cuando el aporte proteico sea suficiente. Gracias a ello se generará nuevo tejido muscular, necesario para mejorar la salud y calidad de vida del paciente.
Obviamente se maximizan los resultados cuando el trabajo de fuerza se combina con un tipo de esfuerzo cardiovascular. El HIIT es lo que ha demostrado aquí mayores beneficios y eficiencia. Bastan un par de sesiones semanales superando el 90 % del VO2 max durante el periodo de esfuerzo, que no se extenderá más allá de 15-30 segundos. Después se descansan otros 30 o 60 según el nivel físico de la persona y se repite hasta completar 10 minutos.
Suplementos para tratar la diabetes tipo 2
Existen suplementos que cuentan con evidencias para el tratamiento de la diabetes de tipo 2, más allá de los fármacos ya comentados. La creatina sería uno de ellos, ya que potencia la ganancia de fuerza muscular y mejora la resíntesis de glucógeno, facilitando la retirada del azúcar en sangre.
No podemos dejar de mencionar el efecto del picolinato de cromo. Junto con el extracto de canela consiguen reducir ligeramente las glucemias, a parte de disminuir el apetito. Generan buena sinergia con la cafeína o con el extracto de té verde. Los antioxidantes junto con el alcaloide logran incrementar la sensibilidad a la insulina y priorizar la oxidación de las grasas como combustible energético, facilitando su movilización.
Otros elementos han demostrado también eficacia, como es el caso de los ácidos grasos omega 3. Al final son un elemento clave en el manejo de la inflamación en el medio interno. Por ello la suplementación con 1 o 2 gramos diarios con suficiente contenido en DHA (al menos 400 mg en total) es positiva para el control de la patología.
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