Los anticonceptivos hormonales se recetan comúnmente a mujeres y a atletas con fines diversos, como la regulación del ciclo, evitar un posible embarazo o reducir la tensión premenstrual. También para el tratamiento de la amenorrea, metrorragias o menstruaciones dolorosas, entre otros. Además de los anticonceptivos orales solos o combinados, existen otros sistemas de administración. Ejemplos serían el dispositivo intrauterino (DIU), implantes subcutáneos, parches, inyecciones u hormonas intravaginales, como en anillo vaginal. Pero aunque muchas mujeres lo desconocen, los anticonceptivos pueden afectar al rendimiento deportivo.
Con el objetivo de imitar el ascenso y descenso de las hormonas a lo largo del ciclo menstrual, los anticonceptivos (ACO) tienen diferentes fases. Los anticonceptivos orales evitan el aumento de la hormona luteinizante (LH) y con ello la ovulación. Existen diferentes tipos de ACO orales:
- Los monofásicos cuentan con los mismos niveles de estrógenos y progestina (progesterona sintética) durante todo el ciclo.
- Los bifásicos mantienen los mismos niveles hormonales durante la primera mitad del ciclo y aumentan los niveles de progestina a la mitad del ciclo.
- Los trifásicos tienen variaciones hormonales cada 7 días.
- En cambio, los DIU de cobre y progestina no inhiben la ovulación y no tienen efecto de primer paso hepático, lo que puede ejercer diferentes efectos metabólicos en comparación con los ACO orales.
Anticonceptivos y perfil hormonal
Los ACO orales controlan las concentraciones de hormonas sexuales endógenas, actuando sobre el hipotálamo y la glándula pituitaria, suprimiendo la hormona liberadora de gonadotropina, la hormona estimulante del folículo (FSH) y la hormona luteinizante ( LH) y con ello, los estrógenos y progesterona. Los ACO combinados reducen significativamente las concentraciones endógenas de estradiol y progesterona si lo comparamos con la fase lútea media del ciclo menstrual, donde sus niveles son relativamente altos. La exposición a los estrógenos durante diferentes fases de la vida tiene efectos a largo plazo en la salud y el bienestar de la mujer. Las alteraciones en estas hormonas sexuales pueden tener un impacto sobre la función cardiovascular, termorregulación y el metabolismo de sustratos.
Existen muchos tipos de ACO con diferentes composiciones y potencias, siendo los más típicos los monofásicos combinados que contienen bajas dosis de etinilestradiol (estrógeno) y algún tipo de progestina sintética (levonogestrel, desogestrel…) administrados en una cantidad fija todos los días durante 21 días seguidos de 7 días sin toma, en los que aparece el sangrado.
Ejercicio físico y perfil hormonal
Se sabe que el ejercicio de resistencia induce numerosos beneficios para la salud y el rendimiento, incluido el aumento de la fuerza y masa muscular, un óptimo metabolismo y mejor densidad ósea. Estos beneficios están en parte mediados por la acción de varias hormonas con acción anabólica. Ejemplos son la DHEA, testosterona, insulina y IGF-1 y el cortisol, hormona catabólica. Estas pueden ser inhibidas a través de los ACO. Además, se ha sugerido que los estrógenos pueden tener un efecto protector contra el daño muscular inducido por el ejercicio.
Se observan niveles más bajos de DHEA y DHEA-S en usuarias que toman anticonceptivos hormonales, lo que reduce significativamente los niveles de andrógenos. La DHEA es un precursor importante de la testosterona y otros esteroides, y su forma sulfatada, DHEA-S el esteroide suprarrenal circulante más abundante. Niveles bajos de DHEA y DHEA-S se asocian con una reducción de la masa magra corporal y los ACO suprimen la producción de DHEA-S. Además, se encontraron niveles más bajos de IGF-1, probablemente por un estímulo mediado por el estrógeno etilinestradiol, que aumenta la síntesis hepática de las proteínas de unión a IGF-1 y reduciéndose su biodisponibilidad. El aumento del cortisol puede deberse a la inhibición del aclaramiento hepático generado por las hormonas esteroideas que componen los anticonceptivos.
En conjunto, los niveles más bajos de hormonas anabólicas (DHEA, DHEA-S y IGF-1) en el grupo de ACO en combinación con una hormona catabólica elevada como el cortisol, pueden explicar por qué algunas atletas no exhibieron la misma ganancia de masa muscular o masa magra.
Anticonceptivos, rendimiento deportivo y masa muscular
Como resultado de las concentraciones endógenas a la baja de estradiol y progesterona en comparación con la fase lútea del ciclo menstrual, el rendimiento podría verse ligeramente afectado en usuarias que utilizan anticonceptivos si lo comparamos con las que menstrúan de forma natural.
Diversos estudios mostraron una reducción de la capacidad máxima de ejercicio y una disminución del consumo máximo de oxígeno (VO2máx) con el uso de anticonceptivos hormonales. De hecho, parece que las formulaciones trifásicas con mayor actividad progestágena y androgénica pueden tener efectos negativos más pronunciados sobre el rendimiento de resistencia y la composición corporal a corto plazo en comparación con formulaciones con menor potencia y androgenicidad. Es decir, el tipo de progestina contenida en el anticonceptivo podría influir con mayor o menor grado en la respuesta anabólica muscular.
En el metaanálisis publicado por Elliott-Sale se sugirió que el rendimiento no está moderado por el perfil hormonal exógeno del ACO, sino que posiblemente tenga mayor relación con el perfil hormonal endógeno causado por el uso del ACO (hay una continua regulación negativa del estradiol y progesterona mediante el consumo y la retirada).
Cabe recordar que la manipulación del ciclo menstrual por motivos de ejercicio y rendimiento es una práctica bastante común en las atletas. Por ahora se desconocen las implicaciones para la salud del uso continuo y a largo plazo de ACO sin ningún tipo de retirada.
Masa muscular
La regulación del anabolismo y catabolismo muscular puede verse afectada por muchos factores, donde los estrógenos y progestágenos exógenos puede influir en las adaptaciones de hipertrofia muscular. Una mayor tasa de masa muscular en respuesta al entrenamiento resulta beneficioso porque un aumento en la masa magra se relaciona con índices de rendimiento, como la fuerza, velocidad o resistencia.
En la población general, los anticonceptivos que sólo contienen progestágenos parecen tener un efecto negativo sobre la masa magra. Las progestinas con mayor índice de androgenicidad (como el levonogestrel o el acetato de noretindrona) pueden tener mayor afinidad por los receptores de andrógenos, limitando la unión de la testosterona y suprimiendo las ganancias de fuerza muscular, lo que influye en la respuesta anabólica del músculo al ejercicio de resistencia. Además, los anticonceptivos hormonales orales pueden tener una influencia negativa en los marcadores inflamatorios, mostrando mayores niveles de proteína C reactiva, lo que podría sugerir un aumento del daño muscular o una recuperación inadecuada después del entrenamiento de fuerza.
Diversos estudios respaldan la hipótesis del uso de ACO con menores ganancias de masa muscular:
- El estudio realizado por Lambert et al., sugirió que la ingestión de una progestina sintética provocaba pérdida significativa de masa muscular, independiente del nivel de testosterona libre circulante.
- En el estudio realizado por Daalgard., el uso de ACO de segunda generación no promovió ganancias significativamente mayores en la masa muscular tras 10 semanas de entrenamiento de resistencia y fuerza muscular, aunque este estudio tiene ciertas limitaciones.
- En el estudio realizado por Riechman y Lee, tras un entrenamiento de 10 semanas, las usuarias que tomaron ACO experimentaron menores ganancias de masa magra y tuvieron concentraciones más bajas de hormonas anabólicas y más altas de hormonas catabólicas. Esto puede deberse a la androgenicidad de la progesterona en algunos tipos de ACO, agravando así la ganancia de masa magra en respuesta al ejercicio.
Composición corporal
Sabemos que la composición corporal es un determinante importante del rendimiento deportivo. Tener un exceso o muy bajo porcentaje de masa grasa puede afectar al rendimiento en relación a la potencia – peso específica de cada deporte. Esto puede limitar la velocidad, potencia y la disponibilidad de masa magra en deportes por categorías de peso.
Suele decirse que los anticonceptivos hormonales inducen el aumento de peso en atletas, aunque los resultados han sido inconsistentes. La evidencia sugiere que los anticonceptivos que sólo contienen progestina pueden producir mayores aumentos en la masa corporal que los combinados con estrógenos en la población general, aunque es posible que esto no sea aplicable a las atletas.
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Los anticonceptivos pueden afectar al rendimiento
Resulta difícil determinar el papel de los anticonceptivos hormonales en el rendimiento deportivo dada la gran variabilidad de resultados de los estudios publicados. Esto que sugiere que tanto el diseño, las características de las participantes (deportistas / no deportistas), el número de muestra de estudio y las limitaciones dentro de ellos podrían influir en los resultados. Parece ser que los efectos observados en la población general no son tan evidentes en atletas, por lo que se requieren más estudios.
- En relación a la composición corporal, los datos son contradictorios, aunque parece ser que el uso de ACO combinados puede aumentar la masa grasa en atletas. En población general, este efecto es mayor con el uso aislado de progestina.
- El uso de ACO combinados y específicamente dependiendo del tipo de progestágeno utilizado, podría tener efectos negativos sobre la masa muscular al influir en la respuesta anabólica secundaria al ejercicio de resistencia. No parecen afectar de forma aguda a la capacidad de ejercicio o a las pruebas de rendimiento. Muchos estudios no han observado efectos agudos sobre la fuerza muscular como para sacar una conclusión.
- Hubo una reducción del VO2máx, especialmente en sujetos no entrenados, siendo menos significativo en atletas entrenadas.
Por tanto, la prescripción de un anticonceptivo hormonal debe tener en cuenta no sólo los factores de relacionados con el rendimiento deportivo, sino también los factores individuales relacionados con el ciclo menstrual, dado que algunas mujeres y atletas podrían beneficiarse del uso de ACO. Además, existe una gran variabilidad interindividual a la respuesta a las intervenciones relacionadas con el ejercicio y el uso de anticonceptivos hormonales, pudiendo no experimentar efectos secundarios con la práctica deportiva y relacionados con el rendimiento. Por estos motivos resultará imprescindible identificar y conocer el tipo de anticonceptivo que la mujer está utilizando y adoptar un enfoque individualizado basado en la respuesta de cada atleta junto con otros factores, como el objetivo de su uso y las experiencias previas con el ciclo menstrual natural.
Referencias bibliográficas
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- Dalgaard, L. B., Jørgensen, E. B., Oxfeldt, M., Dalgaard, E. B., Johansen, F. T., Karlsson, M., Ringgaard, S., & Hansen, M. (2022). Influence of Second Generation Oral Contraceptive Use on Adaptations to Resistance Training in Young Untrained Women. Journal of strength and conditioning research, 36(7), 1801–1809.
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