Contenidos
- ¿Cuál es el impacto del VIH sobre el estado nutricional?
- Tratamiento médico y nutricional para el VIH
- Impacto de la alimentación en el sistema inmune
- Macro y micronutrientes esenciales en el tratamiento del VIH
- Recomendaciones dietéticas para pacientes con VIH
- Consejos sobre seguridad alimentaria
- Referencias bibliográficas
El virus de la inmunodeficiencia humana o VIH forma parte de la familia Retroviridae, que ataca principalmente a los linfocitos T CD4+ auxiliares. Consecuentemente, provoca un estado de inmunosupresión que debilita al sistema inmunitario y que causa diversas manifestaciones clínicas.
En cambio, el SIDA es el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida que se produce cuando el VIH progresa a SIDA (cuando no se trata) un estado donde el organismo no es capaz de luchar contra infecciones oportunistas, causando la muerte de la persona afectada.
La infección por VIH y SIDA supone un gran problema de salud pública, debido a un aumento creciente de casos en todo el mundo. Según la OMS, a finales del 2022 había 39 millones de personas con VIH, donde 25,6 millones residen en África subsahariana. La gran mayoría de los nuevos casos en África se producen por contacto sexual, especialmente a través del contacto heterosexual. En el resto de regiones del mundo, la exposición dominante es por relaciones sexuales homosexuales (hombres con hombres) seguido del consumo de drogas inyectadas.
¿Cuál es el impacto del VIH sobre el estado nutricional?
La infección causa un gran impacto sobre la nutrición y la calidad de vida del individuo, tanto a nivel personal, familiar y comunitario. Uno de los grandes problemas asociados es el aumento del riesgo de desnutrición y de caquexia asociado a la enfermedad, que condicionará tanto la evolución como el pronóstico de la misma. En cambio, la malnutrición puede estar causada por un exceso o una deficiencia de energía, de ciertos nutrientes o un desbalance de estos últimos.
La pérdida de peso habitualmente está causada por:
- Una desnutrición energético – proteica, causada por una baja ingesta de energía y proteínas debido a la pérdida de apetito ocasionada por la depresión y los medicamentos antirretrovirales (TAR).
- El síndrome de desgaste, caracterizado por una pérdida de peso involuntaria y >10%, con sintomatología como diarrea, debilidad o fiebre durante al menos 30 días y en ausencia de otra infección que pudiera explicar dichos síntomas. Es común en personas seropositivas y puede aumentar el riesgo de muerte en personas con SIDA.
VIH AGUDO
Aproximadamente el 90% de los pacientes con infección por VIH aguda presentan un síntoma de los siguientes en las primeras cuatro semanas tras la primoinfección.
- Fiebre
- Fatiga
- Dolor muscular
- Erupción cutánea
- Dolor de cabeza o de garganta
- Ganglios linfáticos inflamados
- Dolor articular
- Sudoración nocturna
- Diarrea
Estos síntomas, sin embargo, pueden ser leves e inespecíficos, mientras que en ocasiones puede presentarse el síndrome retroviral agudo, con sintomatología más grave.
Tratamiento médico y nutricional para el VIH
Actualmente se han conseguido grandes avances tanto en la prevención como en el tratamiento del VIH gracias al uso de los medicamentos antirretrovirales (TAR). Con el uso del TAR se consigue una supresión virológica sostenida (se reduce la carga viral en sangre) pero no puede curar la infección. Con el TAR también se consigue eliminar el riesgo de transmisión del virus si el régimen de tratamiento es el adecuado. Gracias a estos tratamientos las personas con VIH pueden tener una esperanza de vida similar a una persona sin VIH.
Las directrices de la OMS indican que debe iniciarse el TAR tras la confirmación de su diagnóstico, independientemente del estado inmunitario o estadio clínico, excepto en el caso de presentar una infección oportunista grave.
La elección y tipo de tratamiento dependerá de las preferencias personales del paciente y de su capacidad de cumplimiento del tratamiento.
El estado nutricional de los pacientes con VIH ha mejorado significativamente, disminuyendo de manera drástica las infecciones oportunistas y con una mejora notable de la calidad y esperanza de vida. Pero si nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida, cuando antes se realice una valoración nutricional y se propongan unas recomendaciones nutricionales, mejor pronóstico de la enfermedad. Un adecuado seguimiento nutricional junto con una tolerancia y cumplimiento adecuado del TAR permitirá una situación óptima para afrontar la enfermedad.
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Impacto de la alimentación en el sistema inmune
Las personas con VIH tienen unas mayores necesidades energéticas debido a la inflamación crónica y a la actividad virológica. Una alimentación deficiente puede debilitar el sistema inmune y comprometer no sólo la salud sino la eficacia del TAR.
El combo alimentación – nutrición de forma adecuada contribuye al mantenimiento y a mejorar el estado nutricional del individuo, ayudando a evitar una pérdida de peso, un estado de desnutrición calórico – proteica o un estado de malnutrición que puede conllevar a un deterioro posterior, y a mejorar su calidad de vida.
En este aspecto, la intervención de un dietista – nutricionista tiene un papel esencial, con el objetivo de realizar educación sobre el estilo de alimentación específico y adaptado a las necesidades de cada uno.
Ya he nombrado que las personas afectadas de VIH suelen tener carencias de ciertos micronutrientes, por lo que es necesario asegurar una ingesta adecuada a través de una alimentación variada y equilibrada, con alimentos fortificados y en determinados casos, con suplementos nutricionales.
Si el paciente está asintomático y su situación inmunológica es buena, las recomendaciones nutricionales estarán destinadas a asegurar un adecuado aporte de nutrientes y ajustado a sus necesidades.
Si el sistema inmunitario está comprometido, debido por ejemplo a una infección oportunista, la intervención nutricional será todavía más prioritaria debido a las repercusiones metabólicas de la propia infección.
Debido a todo esto, puede existir una pérdida de apetito, por lo que cuanto antes se inicie la intervención nutricional, mejor pronóstico a corto, medio y largo plazo.
Macro y micronutrientes esenciales en el tratamiento del VIH
Las recomendaciones de macronutrientes son las mismas que para la población general, siempre y cuando no existan otras patologías.
Las necesidades de energía total están aumentadas en aproximadamente un 10% con el objetivo de mantener el peso corporal y en el caso de actividad física en el caso de adultos asintomáticos con VIH.
Las proteínas son un elemento básico en la alimentación dado que participan en el crecimiento, desarrollo y reparación de tejidos. Además, son esenciales para la creación de anticuerpos que participarán en la funcionalidad del sistema inmune. Se encuentran principalmente en carnes, pescados, huevos y lácteos.
En cuanto a la ingesta proteica, no hay datos suficientes que respalden un aumento de las necesidades por la infección de VIH, aunque los requerimientos de proteínas varían según la fase de la enfermedad, que se estiman en:
Categoría clínica | Definición | Recomendaciones proteicas |
A | VIH asintomático, VIH agudo | 1,1 – 1,5 g/kg |
B | VIH sintomático, complicaciones VIH | 1,5 – 2,0 g/kg |
C | Recuento de CD4<200, SIDA y/o infección oportunista | 2,0 – 2,5 g/kg |
Las grasas nos aportan un mayor aporte calórico por menos volumen además de aportar vitaminas liposolubles, como la A, D, E y K así como ácidos grasos esenciales.
- La vitamina A (y los carotenos) se encuentran en alimentos como los lácteos, aceites, yema de huevo, vegetales anaranjados y rojos (zanahoria, calabaza, pimiento, mango, papaya), brócoli o espinacas.
- La vitamina D se encuentra en los lácteos enteros y en la yema de huevo, aunque la mayor parte la sintetizamos con la exposición solar.
- La vitamina E se encuentra en frutos secos y semillas, en el germen de los cereales y en la yema de huevo.
En pacientes infectados por VIH existe una pérdida de apetito y consecuentemente de peso, que puede paliarse enriqueciendo los alimentos con fuentes de alimentos grasos de buena calidad. Para ello, escoge lácteos enteros, como la leche, quesos o el yogur, aceite de oliva, frutos secos, semillas y aguacate.
Los carbohidratos, en cambio, son un nutriente básico que puede encontrarse en numerosos alimentos, como frutas, cereales, féculas, legumbres y en menor medida en verduras y hortalizas. Contienen diferentes tipos de fibra que resultará esencial para un adecuado mantenimiento del peso corporal, del tránsito intestinal y de una microbiota saludable.
Vitaminas y minerales
Se han descrito déficits de micronutrientes en pacientes sintomáticos y asintomáticos. Los más comunes son el déficit de vitamina B12 y de vitamina B6.
- La vitamina B12 se encuentra en alimentos de origen animal, como carnes, pescados, lácteos y huevos y en alimentos enriquecidos.
- La vitamina B6 se encuentra en cereales enriquecidos, carnes, huevos y lácteos y en algunas frutas y verduras.
También se han observado niveles reducidos de minerales como el zinc y el selenio y de otras vitaminas liposolubles, como la A y la D, debido a una malabsorción intestinal. Los niveles de vitamina D se encuentran bajos en muchos pacientes sintomáticos.
El zinc y el selenio tienen propiedades antioxidantes y actúan como cofactores esenciales para la respuesta inmunitaria, cicatrización de heridas y reduciendo el riesgo de infecciones oportunistas.
- El zinc se encuentra en mariscos, carnes magras, frutos secos, semillas, cereales integrales y legumbres.
- El selenio se encuentra en carnes magras, huevos, cereales integrales, pescados, mariscos y en mayor contenido en las nueces de Brasil.
La ingesta de algunos de estos nutrientes en forma de suplementos, como la vitamina A, hierro y zinc pueden causar efectos adversos en poblaciones infectadas. El uso de suplementos polivitamínicos puede asociarse con mejorías clínicas y biológicas, pero deben darse con cautela y precaución. La mejor forma de lograr una ingesta adecuada de micronutrientes es mediante una alimentación adecuada, variada y suficiente.
Recomendaciones dietéticas para pacientes con VIH
Alimentos | Aconsejados | Con moderación | Desaconsejados |
Verduras y hortalizas | Todas a diario en la comida y en la cena | ||
Frutas | Todas, 3 piezas dl día | ||
Cereales y tubérculos | Pan, harinas integrales y blancas, cereales sin azúcar, patata, boniato | Bollería y derivados* Patatas fritas* | |
Legumbres | Todas | ||
Lácteos y derivados | Leche y yogur natural, desnatado o semi Queso fresco (tipo burgos, mató) | Lácteos enteros* | Postres lácteos Quesos no pasteurizados |
Carnes y huevos | Pollo, pavo, perdiz, huevo entero, clara de huevo | Ternera, buey, cerdocaballo, pato | Embutidos grasos* Embutidos crudos / salados |
Pescados | Pescado blanco y azul Marisco | Enlatados | |
Aceites y grasas | Aceite de oliva Aguacate | Aceite de girasol, colza, maíz, nata*, mantequilla* | Manteca* |
Bebidas | Agua, café, té, infusiones | Zumos de frutas, refrescos light | Refrescos azucarados Alcohol |
*Si alteración del metabolismo de los lípidos (hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia)
Consejos sobre seguridad alimentaria
Las personas infectadas por VIH deben extremar las medidas de higiene en la preparación y manipulación de alimentos con el objetivo de evitar posibles infecciones oportunistas.
Preparación y manipulación de alimentos:
- Lávate bien las manos siempre con agua y jabón antes de comenzar a manipular y a cocinar.
- Mantén las superficies de cocina, los utensilios y las tablas de cortar alimentos siempre limpias y desinfectadas.
- Ten especial cautela con las carnes crudas, especialmente las aves, por el riesgo de campylobacter y toxoplasmosis.
- No utilizar alimentos ni productos con la fecha de caducidad vencida y desechar aquellos envases o embalajes rotos o deteriorados.
- Si un alimento tiene moho, debe desecharse.
Cocciones de alimentos:
- Asegúrate que las carnes, pescados y huevos estén bien cocinados. Una vez cocidos, no dejarlos a temperatura ambiente, si no refrigerarlos a 4 – 6 ºC.
- Utiliza preparaciones con huevo cocido o pasteurizado, nunca crudo.
- Consume lácteos pasteurizados o esterilizados (UHT), nunca crudos.
Si vas a viajar al extranjero:
- Presta especial atención a los establecimientos y a sus condiciones higiénicas (mesas y utensilios).
- Consume siempre agua embotellada, evitando el agua del grifo.
- Evita consumir frutas y verduras crudas. Todas ellas deben estar cocidas.
Referencias bibliográficas
- Ministerio de Sanidad y Consumo. Recomendaciones de SPNS/GEAM/SENPE/AEDN/SEDCA/GESIDA sobre nutrición en el paciente con infección por VIH. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es
- Swinkels, H. M., Justiz Vaillant, A. A., Nguyen, A. D., & Gulick, P. G. (2024). HIV and AIDS. In StatPearls. StatPearls Publishing.
- Generalitat de Catalunya: Departament de Sanitat i Seguretat Social (2004). Manual de nutrición y VIH. Disponible en: https://scientiasalut.gencat.cat
- World Health Organization. (2023). Nutritional care and support for people living with HIV/AIDS. WHO.
- Baum, M. K., Campa, A., & Lai, S. (2020). Micronutrients and HIV disease progression. Journal of Infectious Diseases, 221(3), 293-304.