a lucha por alcanzar y mantener un peso saludable es un desafío común en la sociedad moderna. Este reto se ve exacerbado por la omnipresencia de las «dietas milagro», que prometen una pérdida de peso rápida y sin esfuerzo. Sin embargo, estas dietas suelen ser insostenibles y peligrosas para la salud a largo plazo, ya que favorecen los desequilibrios nutricionales.
¿Qué son las dietas milagro?
Las dietas milagro son planes alimenticios que prometen resultados rápidos y fáciles en términos de pérdida de peso, a menudo sin necesidad de cambios significativos en el estilo de vida. Estas dietas suelen basarse en la restricción extrema de ciertos nutrientes, la ingesta exclusiva de ciertos alimentos o la combinación de alimentos de manera específica para supuestamente «acelerar» el metabolismo.
Por ejemplo, la dieta de la piña o la dieta del pomelo son regímenes que limitan severamente la ingesta alimentaria a un solo tipo de alimento, bajo la premisa de que estos alimentos tienen propiedades «quemagrasas». Otro ejemplo podría ser la dieta cetogénica extrema, la cual restringe casi por completo el consumo de carbohidratos con el fin de inducir la cetosis, un estado metabólico en el cual el cuerpo quema grasa en lugar de carbohidratos para obtener energía.
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¿Por qué las dietas milagro no funcionan a largo plazo?
Las dietas milagro suelen fallar a largo plazo porque no abordan los fundamentos de una nutrición equilibrada ni promueven cambios sostenibles en el estilo de vida. Entre las principales razones clave del por qué estas dietas no son eficaces a largo plazo, encontramos:
Déficit calórico extremo: estas dietas crean un déficit calórico extremo, lo que significa que la ingesta de calorías es mucho menor de lo que el cuerpo necesita para mantener sus funciones básicas. Aunque esto puede llevar a una pérdida de peso rápida, esta pérdida se debe principalmente a la pérdida de agua y masa muscular, en lugar de grasa corporal.
Pérdida de masa muscular: debido al bajo aporte de proteínas y calorías que plantean las dietas milagro, el cuerpo comienza a utilizar el tejido muscular como fuente de energía. La pérdida de masa muscular no solo es perjudicial para la fuerza y la salud general, sino que también ralentiza el metabolismo, lo que hace que sea más difícil mantener la pérdida de peso a largo plazo.
Carencia de nutrientes esenciales: las dietas que eliminan grupos enteros de alimentos o reducen drásticamente la ingesta calórica tienden a provocar deficiencias de nutrientes esenciales, lo que puede afectar negativamente al metabolismo, la salud hormonal, la función inmunológica y la energía.
Efecto rebote: ¿Por qué se produce y en qué consiste?
El efecto rebote, también conocido como «yo-yo», es uno de los principales problemas de las dietas milagro. Este fenómeno se refiere a la tendencia del cuerpo a recuperar rápidamente el peso perdido, e incluso a superarlo, después de finalizar una dieta restrictiva.
Esto se explica por los mecanismos fisiológicos que ocurren en el efecto rebote:
Adaptación metabólica: cuando el cuerpo se enfrenta a una ingesta calórica muy baja, activa un mecanismo de adaptación conocido como «termogénesis adaptativa». Este proceso ralentiza el metabolismo basal, lo que significa que el cuerpo quema menos calorías en reposo. Esta es una respuesta evolutiva diseñada para conservar energía en tiempos de escasez de alimentos, y es la razón principal por la cual muchas personas experimentan una desaceleración en la pérdida de peso después de las primeras semanas de una dieta restrictiva.
Alteraciones hormonales: las dietas milagro pueden provocar desequilibrios hormonales, especialmente en las hormonas que regulan el apetito y el metabolismo. La hormona grelina, que aumenta el hambre, suele elevarse durante las dietas restrictivas, mientras que la leptina, que promueve la saciedad, disminuye. Estas alteraciones hormonales hacen que, al finalizar la dieta, la persona experimente un aumento significativo del apetito, lo que puede llevar a comer en exceso y recuperar el peso perdido rápidamente.
Pérdida de masa muscular: como se mencionó anteriormente, las dietas extremas a menudo conducen a la pérdida de masa muscular. Dado que el músculo es metabólicamente más activo que la grasa, su pérdida reduce aún más el metabolismo, facilitando la recuperación del peso perdido cuando se regresa a una alimentación normal.
Comportamiento compensatorio: psicológicamente, las dietas milagro pueden crear una mentalidad de «todo o nada», donde la persona se priva de ciertos alimentos durante la dieta, solo para darse atracones de esos mismos alimentos una vez que termina la dieta. Este ciclo de restricción y sobrealimentación contribuye al efecto rebote y a la ganancia de peso.
Peligros de las dietas milagro para la salud
Las dietas milagro no solo son ineficaces, sino que también pueden ser peligrosas para la salud física y mental. A continuación, se detallan algunos de los principales riesgos asociados con estas dietas:
Deficiencias nutricionales: las dietas milagro suelen ser deficientes en nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales, proteínas y grasas saludables. Por ejemplo, una dieta que elimina los carbohidratos puede carecer de fibra, lo que es crucial para la salud digestiva, y de vitaminas del complejo B, que son esenciales para el metabolismo energético.
En el estudio publicado por Hall, K. D., et al. (2016), destacó que las dietas extremadamente bajas en carbohidratos pueden llevar a deficiencias de vitaminas y minerales clave, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas como la osteoporosis y enfermedades cardiovasculares.
Problemas metabólicos: la restricción calórica severa puede afectar negativamente al metabolismo. Un metabolismo más lento no solo dificulta la pérdida de peso, sino que también puede contribuir al desarrollo de resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2.
Investigaciones realizadas por Dulloo, A. G., et al. (2012), demostraron que la termogénesis adaptativa y la pérdida de masa muscular pueden contribuir a la resistencia a la insulina y otros desórdenes metabólicos en personas que siguen dietas restrictivas.
Pérdida de masa muscular: la pérdida de masa muscular como resultado de una ingesta insuficiente de proteínas y calorías puede debilitar el cuerpo, reducir la fuerza y la movilidad, y afectar la función metabólica general.
Un artículo de Cava, E., et al. (2017) señaló que las dietas bajas en calorías a menudo resultan en una pérdida significativa de masa muscular, lo que puede tener efectos negativos a largo plazo sobre la salud metabólica y la calidad de vida.
Problemas psicológicos: las dietas restrictivas pueden contribuir al desarrollo de trastornos alimentarios como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón. Además, el ciclo de pérdida y ganancia de peso puede llevar a una mayor insatisfacción corporal, ansiedad y baja autoestima.
En un estudio llevado a cabo por Fairburn, C. G., et al. (2003) se indicó que las dietas extremas están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar trastornos alimentarios y con un aumento de la insatisfacción corporal, especialmente en mujeres jóvenes.
Problemas cardiovasculares: algunas dietas, especialmente aquellas que son altas en grasas saturadas y bajas en carbohidratos, pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a un aumento en los niveles de colesterol LDL («malo») y una disminución en los niveles de colesterol HDL («bueno»).
Según un estudio publicado por Noto, H., et al. (2013), las dietas extremadamente bajas en carbohidratos, como las dietas cetogénicas, podrían estar asociadas con un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, en comparación con dietas más equilibradas.
¿Cómo identificar dietas milagro?
Reconocer dietas milagro es esencial para evitar caer en trampas peligrosas y potencialmente dañinas para la salud. Entre las características más comunes de estas dietas, encontramos:
Promesas de resultados rápidos: una señal clara de una dieta milagro es la promesa de resultados rápidos, como perder varios kilos en una semana. La pérdida de peso sostenible generalmente ocurre a un ritmo más lento, de aproximadamente 0,5 a 1 kg por semana, lo que es más saludable y fácil de mantener.
Restricción extrema de grupos alimenticios: las dietas que eliminan completamente grupos alimenticios como carbohidratos, grasas o proteínas deben ser vistas con escepticismo. Una dieta equilibrada incluye una variedad de alimentos de todos los grupos, proporcionando todos los nutrientes necesarios.
Dependencia de productos comerciales: si una dieta depende de suplementos, batidos o alimentos específicos que deben comprarse para obtener resultados, probablemente se trate más de una estrategia comercial que de un enfoque saludable para perder peso.
Falta de evidencia científica: las dietas que no están respaldadas por estudios científicos revisados por pares son sospechosas. Es importante buscar dietas que tengan fundamentos científicos sólidos y que hayan sido probadas en estudios controlados.
Testimonios en lugar de pruebas científicas: muchas dietas milagro se promocionan mediante testimonios personales y casos de éxito anecdóticos en lugar de pruebas científicas. Aunque los testimonios pueden ser inspiradores, no son un indicador fiable de la efectividad o seguridad de una dieta, por lo que no debes hacer caso a la recomendación de tu cuñado, amiga, vecina o la vendedora del herbolario, por muy bonito que te lo ponga.
Alternativas saludables a las dietas milagro
La pérdida de peso sostenible se logra mejor mediante un enfoque equilibrado que promueva cambios duraderos en la dieta y el estilo de vida. Algunas alternativas saludables a las dietas milagro, deberían basarse en:
Alimentación balanceada y sostenible: una alimentación equilibrada que incluya una variedad de alimentos es fundamental para una pérdida de peso saludable. Se recomienda una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, proteínas magras y grasas saludables. Estas dietas no solo son sostenibles a largo plazo, sino que también proporcionan todos los nutrientes necesarios para una buena salud.
El estudio Noto, H., et al. (2013) confirmó que las dietas mediterráneas y otras dietas basadas en alimentos integrales están asociadas con una pérdida de peso sostenible y una reducción del riesgo de enfermedades crónicas.
Control de porciones: aprender a controlar las porciones es una estrategia efectiva para perder peso sin necesidad de eliminar alimentos. Esto implica ser consciente de la cantidad de alimentos que se consume y evitar el exceso, incluso de alimentos saludables.
Actividad física regular: el ejercicio regular es fundamental para la pérdida de peso y el mantenimiento de la salud en general. Se recomienda una combinación de ejercicios de resistencia (como el levantamiento de pesas) y ejercicios cardiovasculares (como caminar, correr o nadar) para mejorar la composición corporal y el metabolismo.
La investigación publicada por Cava, E., et al. (2017) demostró que el ejercicio regular no solo ayuda a perder peso, sino que también mejora la salud cardiovascular, reduce el riesgo de enfermedades crónicas y mejora la calidad de vida.
Atención plena (Mindfulness): existen otros enfoques, los cuales se basan en seguir una alimentación consciente, que implica prestar atención a las señales de hambre y saciedad, comiendo de manera consciente y disfrutando de cada bocado. Esta práctica puede ayudar a evitar comer en exceso y a desarrollar una relación más saludable con los alimentos.
En el estudio de Ruffault, A., et al. (2016) se mostró que las personas que practican la alimentación consciente tienden a tener un menor índice de masa corporal (IMC) y a mantener su peso de manera más efectiva a largo plazo.
Asesoramiento profesional: esto es fundamental, ya que precisamente las personas que promueven o recomiendan este tipo de dietas milagro no suelen ser profesionales de la nutrición. En estos casos, normalmente, o bien buscan un fin lucrativo (vender suplementos o productos), o bien directamente carecen de conocimientos sobre nutrición y salud. Consultar con un nutricionista o dietista registrado puede proporcionar orientación personalizada para la pérdida de peso. Serán estos profesionales los que pueden diseñar un plan de alimentación equilibrado y sostenible, adaptado a las necesidades individuales.
Modificación del comportamiento: cambiar los hábitos alimenticios y de actividad física a través de la terapia cognitivo-conductual (TCC) u otras formas de asesoramiento puede ser muy eficaz. La TCC ayuda a identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen al aumento de peso.
Así lo confirma Cooper, Z., et al. (2010) en su libro, en el cual se encontró que la TCC es efectiva para ayudar a las personas a perder peso y mantener la pérdida de peso a largo plazo, al cambiar los comportamientos y actitudes hacia la comida y la actividad física.
Y, por último, como conclusión, no sigas dietas milagro que no serías capaz de mantener toda tu vida.
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Referencias bibliográficas
Hall, K. D., Chen, K. Y., Guo, J., Lam, Y. Y., Leibel, R. L., Mayer, L. E., Reitman, M. L., Rosenbaum, M., Smith, S. R., Walsh, B. T., & Ravussin, E. (2016). Energy expenditure and body composition changes after an isocaloric ketogenic diet in overweight and obese men. The American journal of clinical nutrition, 104(2), 324–333.
Dulloo, A. G., Jacquet, J., Montani, J. P., & Schutz, Y. (2012). Adaptive thermogenesis in human body weight regulation: more of a concept than a measurable entity? Obesity reviews: an official journal of the International Association for the Study of Obesity, 13 Suppl 2, 105–121.
Cava, E., Yeat, N. C., & Mittendorfer, B. (2017). Preserving Healthy Muscle during Weight Loss. Advances in nutrition (Bethesda, Md.), 8(3), 511–519.
Fairburn, C. G., & Harrison, P. J. (2003). Eating disorders. Lancet (London, England), 361(9355), 407–416.
Noto, H., Goto, A., Tsujimoto, T., & Noda, M. (2013). Low-carbohydrate diets and all-cause mortality: a systematic review and meta-analysis of observational studies. PloS one, 8(1), e55030.
Ruffault, A., Czernichow, S., Hagger, M., S., Ferrand, M., Erichot, N., Carette, C., et al. (2016). «The effects of mindfulness training on weight-loss and health-related behaviors in adults with overweight and obesity: A systematic review and meta-analysis.» Obesity Reviews, 17(6), 557-567.
Cooper, Z., et al. (2010). «Cognitive-behavioral treatment of obesity: A clinician’s guide.» Guilford Press.