El lipedema es una enfermedad de carácter fibroso del tejido adiposo laxo. Es de carácter crónico y se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa subcutánea, principalmente de forma bilateral y simétrica, con predominio en las extremidades inferiores, exceptuando los pies. Afecta casi exclusivamente a mujeres y suele aparecer con cambios en la composición corporal a causa de los cambios hormonales, como la pubertad, tras el embarazo o durante la menopausia.
Causas y diagnóstico del lipedema
El lipedema afecta con mayor proporción a las mujeres y se cree que está muy relacionado con las fluctuaciones hormonales. Éstas inician una cascada de cambios metabólicos con una mayor captación de glucosa y ácidos grasos libres, que influyen de forma directa en el almacenamiento de grasa y en el crecimiento del tejido adiposo. Cuando estos procesos están desregulados, los adipocitos acumulan un exceso de grasa y observándose de esa forma característica del lipedema.
La causa del lipedema a día de hoy continúa siendo incierta, aunque se han establecido ciertas hipótesis, como la predisposición genética y los cambios hormonales, particularmente debido a los estrógenos, que provocan anomalías en el crecimiento y diferenciación de los adipocitos y una disfunción de los vasos linfáticos y sanguíneos.
Los estrógenos actúan promoviendo el almacenamiento de grasa y aumentan la sensibilidad de los tejidos diana a la insulina e inhibiendo la oxidación de los ácidos grasos. En mujeres con sobrepeso y obesidad hay una reducción de la lipólisis en las regiones afectadas, lo que puede deberse a una distribución de los receptores estrogénicos alterada.
La hipertrofia de los adipocitos es una de las principales manifestaciones del lipedema, resultado de la interacción de factores genéticas, desregulación hormonal y procesos
Signos clínicos
De forma habitual, el lipedema cursa con:
- Dolor, que puede ser espontáneo o a la palpación. Habitualmente es debido a un aumento de la inflamación, por la compresión de los nervios periféricos y la acumulación de líquido en la zona del lipedema.
- Aumento de la fragilidad capilar, con la aparición de hematomas
- Depósito desproporcionado de tejido adiposo en la parte inferior del cuerpo, exceptuando los pies.
El lipedema no siempre está asociado a la obesidad
Aunque la obesidad y el lipedema están bastante asociados, un factor diferenciador importante es la sensibilidad tisular, la propensión a la formación de hematomas no se observa en la obesidad. Algunos autores descubrieron que los pacientes con lipedema tenían una mayor expresión de una proteína inflamatoria asociada a la inflamación de los adipocitos, la MIF-1, diferente a la que se observa en la obesidad, la MIF-2.
Además, hay una sobrecarga del sistema linfático, con una mayor presencia de estrés oxidativo, liberación de citocinas inflamatorias y fibrosis del tejido graso. En el caso del lipedema, la distribución de la grasa es desproporcionada en la parte superior e inferior del cuerpo, que no se observa en la obesidad.
Los cambios mecánicos y gravitatorios, como pasar demasiado tiempo de pie, cruzar las piernas o demasiado tiempo sentada puede dificultar la circulación y el drenaje.
¿En qué se diferencian el lipedema y el linfedema?
Se trata de afecciones diferentes pero relacionadas entre sí, dado que en ambas hay una alteración del sistema circulatorio y linfático. Pueden darse las dos de forma simultánea, complicando el diagnóstico.
- El lipedema implica la acumulación de grasa en las extremidades, de forma simétrica, principalmente en las piernas y que puede ser dolorosa.
- El linfedema es la acumulación de líquido linfático en las extremidades, que no necesariamente puede ser simétrica.
Diagnóstico
El diagnóstico del lipedema es complicado debido a la ausencia de marcadores específicos, por lo que se basa en la exploración clínica, con pruebas de imagen y analíticas, y en una historia clínica detallada que debe incluir:
- Edad
- Antecedentes familiares
- Zonas afectadas
- Características de la piel
- Presencia de dolor y/o hematomas
- Tipo de dieta
A menudo el lipedema se diagnostica de forma errónea como obesidad, aunque puedan coexistir. Por tanto, el manejo de la obesidad en estas pacientes es un componente clave.
Tipos de lipedema según la distribución de la grasa y severidad (adaptado de Forner-Cordero y Vyas):
Tipos | Etapas |
Tipo I Acumulación de tejido adiposo desde el ombligo hasta las caderas, incluyendo pelvis y glúteos. | Estadio I Piel lisa con pequeños nódulos, edema reversible |
Tipo II Acumulación de tejido adiposo desde las caderas hasta las rodillas | Estadio II Piel irregular con nódulos del tamaño de una nuez, edema reversible o irreversible |
Tipo III Acumulación de tejido adiposo desde la pelvis hasta los tobillos (fenotipo cadera – tobillo) | Estadio III Piel engrosada y endurecida con depósitos de grasa desfigurantes, asociados a limitaciones funcionales |
Tipo IV Acumulación de tejido adiposo en brazos, desde los hombros hasta las muñecas | Estadio IV Lipolinfedema, desarrollo de linfedema con lipedema |
Tipo V Predominio exclusivamente en la pantorrilla, desde las rodillas o debajo de ellas y hasta los tobillos, respetando el dorso de los pies. |
Posibles complicaciones
Cuando un paciente con lipedema desarrolla obesidad, se pueden generar problemas de salud similares a los que se presentan con esta patología, como:
- Resistencia a la insulina, con hiperglucemias secundarias
- Mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2
- Hipertensión arterial
- Hipercolesterolemia
- Mayor riesgo de accidente cerebrovascular
- Hígado graso
El lipedema puede complicarse con linfedema en etapas posteriores de la vida. Cuando se complica con linfedema secundario se denomina lipolinfedema, que aumenta el riesgo de celulitis y desarrollo de heridas.
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Tratamiento del lipedema
Actualmente no existe ningún tratamiento que cure el lipedema, por lo que el enfoque está dedicado a mejorar la sintomatología, prevenir o manejar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de la paciente, tanto a nivel físico como psicológico.
El tratamiento debe incluir apoyo psicológico, una pérdida de peso efectiva y terapias de compresión.
Existen dos vías de tratamiento: el tratamiento conservador, que incluye la educación nutricional, el control de peso, apoyo psicológico, modificaciones del estilo de vida y de la dieta, y la intervención quirúrgica, a través de la liposucción y de otras técnicas más complejas.
Con estas opciones de tratamiento, el lipedema a día de hoy no es curable, pero sí se puede influir de forma positiva en la enfermedad y evitar su progresión.
Me voy a centrar principalmente en los cambios que podemos hacer a nivel nutricional y del estilo de vida para manejar el lipedema.
Actividad física
Habitualmente las personas que presentan lipedema suelen tener sobrepeso u obesidad, por lo que uno de nuestros enfoques irá dedicado a la pérdida de peso y a la realización de actividad física desde las etapas más iniciales. El ejercicio activa el bombeo de sangre, mejora el drenaje linfático y reduce la formación de edemas y el riesgo de desarrollar obesidad.
Se recomienda la práctica diaria de actividad física, especialmente de fuerza para aumentar la masa muscular debido a que pueden tener hasta un 30% menos de fuerza muscular. Se debe combinar con sesiones de ejercicio cardiovascular de bajo impacto, como caminar, bici estática, natación… Pero el ejercicio físico debe incorporarse junto con una pauta dietética saludable.
Fisioterapia
Las intervenciones fisioterapéuticas son cruciales en el tratamiento del lipedema, a través de terapias manuales o de ciertas máquinas. El objetivo es favorecer la funcionalidad del tejido linfático, reducir el volumen de la extremidad o extremidades afectadas, aliviar o mejorar el dolor y la progresión de la enfermedad.
Dieta y estilo de vida
La alimentación ayuda a controlar la obesidad que suele acompañar al lipedema. Generalmente, este tipo de grasa es resistente a la pérdida de peso con dieta
Se debe considerar el porqué del posible aumento de peso y cómo abordarlo según la paciente que tengamos delante. Una adecuada estrategia dietética puede ayudar a romper el círculo vicioso de las dietas restrictivas y el posterior aumento de peso.
- Dieta cetogénica
Algunos estudios han sugerido la dieta cetogénica, más conocida como Keto, que implica la restricción de carbohidratos para promover el uso de las grasas como energía y generándose así cuerpos cetónicos.
Esta estrategia impacta de forma positiva sobre la regulación del uso de grasas, facilitando la pérdida de peso y mitigando una mayor acumulación de grasa, dolor e inflamación. La dieta cetogénica contribuye a reducir los niveles de glucosa e insulina en sangre, reduciendo la sensación de hambre en aquellas personas resistentes a la leptina. La reducción de la insulina, provoca una reducción de la adipogénesis promovida por la hiperinsulinemia.
Sin embargo, frecuentemente tiene efectos secundarios, como estreñimiento, mal aliento, dolores de cabeza, calambres musculares y debilidad.
- Dieta mediterránea modificada
Otro enfoque es plantear una modificación de la Dieta Mediterránea, caracterizada por su riqueza en antioxidantes y agentes antiinflamatorios, como ácidos grasos poliinsaturados y monoinsaturados, a la par que se lleva una restricción de los azúcares simples y de las grasas procesadas.
Se fomenta el consumo de pescado azul, frutos secos, aceite de oliva virgen extra y frutas y verduras frescas. Estos nutrientes juegan un papel esencial contra la inflamación.
- Otros enfoques dietéticos: dieta baja en carbohidratos y dieta baja en grasas
En el estudio realizado por Jeziorek se realizaron dos intervenciones en pacientes con lipedema, una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas (LCHF) en comparación con una moderada en carbohidratos y grasas (MCMF).
La dieta MCMF fue más equilibrada a nivel nutricional, con un mayor contenido en vitaminas y minerales en comparación a la LCHF, que presentó ciertas deficiencias de nutrientes, como folato, yodo, hierro, calcio, magnesio y fibra.
Tras 16 semanas de restricción dietética, la dieta LCHF presentó una reducción más significativa del peso y la grasa corporal, así como de las circunferencias corporales. Esto no significa que la dieta MCMF no pueda ser efectiva, pero posiblemente un enfoque más de tipo cetogénico pueda ser más beneficioso.
La reducción de la grasa corporal inducida por un enfoque nutricional de bajo índice glucémico y bajo en carbohidratos puede ser clave para mejorar la sintomatología y la calidad de vida de las pacientes. En este estudio no se evalúa a largo plazo.
Algunos estudios proponen los efectos potenciales de las dietas bajas en carbohidratos, al provocar una menor inflamación y menor presión sobre los nervios por el agotamiento del agua debido a la reducción del glucógeno.
Una dieta baja en carbohidratos tiene el potencial de reducir el peso corporal, pero se deben tener en cuenta factores como:
- Tener en cuenta el tipo de carbohidrato, no sólo la cantidad.
- Tratar de preservar el máximo de masa muscular, adaptando una ingesta óptima de proteínas cuando hay restricción calórica
- Adaptar el déficit de energía a cada persona
- Realizar actividad física combinada con ejercicio de fuerza y ejercicio cardiovascular
- Suplementos nutricionales
Los suplementos nutricionales han tenido un auge considerable en los últimos años, y aunque la mayoría de ellos se consideran seguros, no significa que no puedan tener efectos adversos si no se utilizan de forma adecuada.
Junto con las estrategias dietéticas, ciertos suplementos pueden ser de utilidad para el tratamiento del lipedema. Algunos de ellos están enfocados para optimizar el metabolismo y facilitar la pérdida de peso, mejorando el dolor y la calidad de vida. Se ha observado que una suplementación específica junto con un adecuado estilo de vida, pueden actuar de forma sinérgica consiguiendo una mayor pérdida de peso. Actualmente no hay literatura científica específica para lipedema. Aunque deben ser pautados por un profesional considerando las necesidades individuales de cada persona.
- Vitamina C, un potente antioxidante que puede tener una acción positiva en el manejo del lipedema al apoyar la síntesis de colágeno y reducir el ambiente inflamatorio. Se recomienda un consumo entre 500 – 1000mg al día.
- Polifenoles, por su acción antioxidante, capaces de actuar sobre los mediadores inflamatorios y los radicales libres. Se recomienda una ingesta de almenos 100 – 150 mg de polifenoles que provengan de fuentes como el aceite de oliva virgen extra, la curcumina…
- Omega – 3. El componente inflamatorio en el lipedema es importante, por lo que la acción del EPA y DHA podría ser interesante por su efecto antiinflamatorio útil para la reducción del dolor. Esto puede deberse a que estos compuestos promueven la salud de los adipocitos con una consecuente reducción de las citocinas proinflamatorias. Se recomienda la ingesta diaria de 1 – 2g de DHA y EPA para moderar la inflamación y el dolor.
- Enzimas proteolíticas, como la serrapeptasa, producida por la bacteria Serratia Marcescens, y la bromelina, característica de la piña, pueden ser útiles en el manejo del edema. Se les consideran acciones inmunomoduladoras con acción antimicrobiana, aunque requieren más evidencia en el lipedema.
- Vitamina D. Los niveles de esta vitamina influyen en el estado de salud del tejido adiposo normal, por lo que si hay un déficit, se debe valorar la suplementación. Cuando hay un exceso de tejido adiposo y éste está inflamado, hay una mayor acumulación de vitamina D dentro de éste, reduciéndose la forma biológicamente activa.
Además de los suplementos arriba mencionados, hay otro tipo de productos que pueden utilizarse. Los más utilizados son los llamados “quemadores de grasas”, que pueden contener varios ingredientes. Principalmente contienen té verde, cafeína, cromo, carnitina y ácido linoleico conjugado (CLA) que pueden combinarse con estimulantes como el quitosán. Los más respaldados son:
- Té verde, por su contenido en catequinas. Se les atribuyen efectos antiobesogénicos, estimulando la oxidación de las grasas y el gasto energético, pudiendo ayudar a reducir el aumento de peso.
- Cafeína. Tiene la capacidad de aumentar la liberación de grasa almacenada y la velocidad de quema de calorías. Además de ser un potenciador del rendimiento físico, estimula la pérdida de grasa en los adipocitos.
- Suplementos de proteínas, como la proteína de suero de leche o la caseína. Se utilizan para crear y mantener un balance positivo de nitrógeno sin aumentar la ingesta calórica de forma excesiva, además de proporcionar efectos saciantes prolongados en el tiempo.
Ejemplo de menú bajo en carbohidratos para el lipedema
Desayuno | Comida | Cena |
Requesón con pepino, semillas de girasol y aceite de oliva | Tortilla con champiñones, espinacas, cherrys y orégano | Arroz de coliflor con dados de pollo al curry |
Huevos revueltos con aceite de oliva, aguacate y ensalada de rabanitos y cherrys | Wraps de lechuga con queso crema, salmón ahumado, cherrys, rúcula y semillas | Bacalao al horno con eneldo + Ensalada de col lombarda, rúcula y aceitunas |
Yogur de coco con semillas de lino molido y frutos rojos | Ensalada griega con queso feta, aceitunas de Aragón y aceite de oliva | Judías verdes salteadas con semillas de sésamo + pavo a la plancha |
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