Existe la creencia de que ser atleta de élite es malo para la salud. Algunas personas sostienen que los deportistas de alto rendimiento llevan a su cuerpo al límite, generando así un mayor desgaste y problemas a medio plazo. Ahora bien, la mayor parte de quienes defienden esta teoría se caracterizan por su posición sedentaria. ¿Es realmente esto cierto? Vamos a ver qué dice la ciencia al respecto.
¿Cuánto ejercicio es adecuado?
Empecemos por determinar la cantidad de ejercicio óptima para favorecer el funcionamiento del organismo. Esta es una cuestión que ya aclaramos en este otro artículo, pero revisemos los puntos clave:
- 7000 pasos/día.
- Al menos 2 sesiones de fuerza de cuerpo entero por semana con intensidad creciente.
- 150-300 min/semana de actividad aeróbica moderada o 75-150 min intensa
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¿Pasarse de horas entrenando es malo?
Cuando nos paramos a analizar la literatura científica nos damos cuenta de un par de cosas importantes. La primera es que los ex-atletas de élite viven generalmente más que el sujeto promedio. La segunda es que no todos los deportes generan un efecto similar en el organismo. No es lo mismo ser corredor de maratones que powerlifter, por ejemplo. Vayamos por partes.
En líneas generales se describe en los papers una asociación de J entre la actividad física aeróbica y la salud cardiovascular. Esto quiere decir que a partir de un cierto volumen de trabajo, el corazón empieza a sufrir. Lo cual parece lógico. Al fin al cabo por muy bueno que sea un estímulo todo tiene un límite. El agua es necesaria para la vida pero beber 7 litros al día es pasarse.
Por este motivo se podría suponer que los atletas de élite de ultrarresistencia podrían tener un riesgo cardiovascular mayor. Aun así es inferior al de una persona sedentaria. Y es que incluso estos atletas viven más. No obstante, se propone que los beneficios del deporte para el corazón se reducen cuando se superan las 10 horas de esfuerzo cardiovascular por semana.
¿Pero todos los deportes generan el mismo efecto?
Si solo nos centramos en ejercicio de resistencia puede parecer que a partir de cierto límite los beneficios se reducen y que incluso puede llegar a ser perjudicial con respecto a entrenar algo menos. Pero si nos vamos al esfuerzo en general, la cosa cambia. Y es que se acumulan las evidencias conforme los atletas de élite sobreviven durante más tiempo que la población general. Son más longevos en líneas generales.
En aquellas disciplinas que no son extremas se suele encontrar un equilibrio interesante entre la capacidad de ejercer fuerza y la aptitud cardiorrespiratoria. Ambas variables están directamente relacionadas con la salud. Mantener un buen nivel de masa muscular y al corazón funcionando adecuadamente ayudará a controlar la inflamación y a mantener al sistema hormonal en equilibrio. Esto desde luego reduce el riesgo de sufrir patologías complejas.
Varios papers confirman que los atletas olímpicos viven de media 5 años más que la población general. La prueba aquí más extrema respecto a la resistencia es la maratón. Aunque es dura resulta bastante más asequibles que los ironmans o carreras de 100 km que se empiezan a popularizar en la actualidad. Estas últimas disciplinas sí podrían ser ligeramente perjudiciales para algunos apartados de la fisiología del organismo.
La importancia de la intensidad en el atleta de élite
Hemos hablado de volumen total de esfuerzo, pero con la intensidad se aclaran bastante más las cosas. Un estudio publicado en BMJ muestra que los atletas de élite que completaban una milla por debajo de 4 minutos vivían unos 4,7 años más respecto a su esperanza de vida prevista.
En los deportes centrados en la fuerza la asociación es más clara. Cuanto mayor es el valor de la intensidad más se incrementa la esperanza de vida. Por lo tanto parece que esforzarse aquí tiene bastantes más ventajas que inconvenientes.
Ahora bien, alguno podrá alegar que si se levanta mucho peso el sistema de articulaciones podría terminar sufriendo. Un ejemplo sería el caso de Ronnie Coleman, uno de los mayores culturistas de todos los tiempos. Pues bien, tengamos en cuenta una cosa importante. Sin emplear sustancias anabolizantes el organismo tiene bastantes mecanismos de freno como para no permitirte manejar cargas mayores a las que tu estructura puede soportar.
La mayor parte de los culturistas y powerlifters profesionales usan sustancias prohibidas para potenciar sus levantamientos, por lo que no sería justo incluirlos en esta asociación que estamos tratando. En este caso se altera la esperanza de vida de un modo negativo. Pero para atletas naturales, entrenar más intenso suele significar incrementar las probabilidades de vivir más.
Importan más los genes o los hábitos en la longevidad
Después de todos estos planteamientos podría quedar la duda de si los deportistas de élite cuentan con algún tipo de genética privilegiada que les permita vivir más independientemente del ejercicio realizado. En esta línea podemos echar mano de un artículo bastante interesante que se ha publicado hace poco.
En él se analizaba la influencia de los genes respecto a los hábitos en la longevidad. La conclusión a la que se llega es que los malos genes se asocian con un 21 % más de riesgo de muerte y los malos hábitos con un 78 %. Las personas con malos genes pero buenos hábitos viven 5 años más de media que aquellos con malos hábitos. Por su parte las personas con buenos genes y buenos hábitos viven años más que sus homólogos con malos hábitos.
Por lo tanto, hemos de poner el foco en las rutinas. Y teniendo en cuenta que la cantidad de masa muscular es un factor positivo y relevante, nada nos hace pensar que los atletas de élite cubran papeletas para acortar sus años de vida. Solamente encadenar ejercicio de ultrarresistencia parece que pueda generar adaptaciones negativas, al menos a nivel cardiovascular. También usar sustancias prohibidas claro. Pero el deporte de alto rendimiento, mientras sea natural, no es malo.
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Referencias bibliográficas
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