La miel, un fluido viscoso y dorado producido por las abejas a partir del néctar de las flores, es mucho más que un simple endulzante natural. Este elixir natural ha sido objeto de fascinación científica debido a su compleja composición y a sus múltiples propiedades beneficiosas para la salud.
Comprendida principalmente por una mezcla de azúcares como la glucosa y la fructosa, también contiene una variedad de compuestos bioactivos, incluyendo antioxidantes, enzimas, aminoácidos y pequeñas cantidades de vitaminas y minerales. Estos componentes confieren a la miel propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y cicatrizantes, lo que la convierte en un remedio natural valioso para diversas dolencias.
Composición nutricional
La composición puede variar ligeramente dependiendo de factores como la ubicación geográfica, la fuente floral y el procesamiento. Sin embargo, en general, la miel está compuesta principalmente por los siguientes componentes:
Azúcares: contiene principalmente azúcares naturales, siendo la fructosa y la glucosa los más abundantes. Representan aproximadamente el 95-99% del contenido total de carbohidratos en la miel.
Agua: contiene agua en diferentes proporciones, generalmente entre el 14 % y el 20 %. Esto puede influir en la textura y en la conservación.
Oligosacáridos: además de fructosa y glucosa, la miel puede contener otros oligosacáridos más complejos, como la sacarosa y la maltosa, en cantidades más pequeñas.
Proteínas: presenta en su interior una pequeña cantidad de proteínas, incluyendo enzimas como la glucosa oxidasa y la invertasa, así como otras proteínas provenientes del polen.
Ácidos orgánicos: destacan el ácido glucónico, ácido cítrico y ácido láctico, que contribuyen a su sabor y propiedades antimicrobianas.
Minerales: concentra en su interior calcio, hierro, magnesio, potasio, fósforo, y sodio. Estos minerales son importantes para la salud general y pueden variar según la fuente floral.
Vitaminas y compuestos bioactivos: puede contener pequeñas cantidades de vitaminas, como vitamina C, niacina, riboflavina (vitamina B2) y ácido pantoténico (vitamina B5), así como compuestos antioxidantes como flavonoides y fenoles.
Otros componentes menores: aquí se incluyen pigmentos, compuestos aromáticos, polifenoles y compuestos volátiles que contribuyen a su aroma y propiedades terapéuticas.
¿Te interesa lo que lees?
Suscríbete a nuestra newsletter y recibe contenido diario en tu bandeja de entrada.
Gracias por suscribirte 🙂
Beneficios para la salud
Debido a su composición y a sus propiedades bioactivas, la miel ofrece una variedad de beneficios para la salud respaldados por la ciencia que merece la pena conocer:
Propiedades antioxidantes: contiene una variedad de antioxidantes, como los flavonoides y compuestos fenólicos, que ayudan a combatir el estrés oxidativo en el cuerpo. Estos antioxidantes pueden proteger las células del daño causado por los radicales libres y reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y cáncer.
Acción antimicrobiana: tiene propiedades antimicrobianas naturales debido a su bajo contenido de agua y pH ácido, así como a la presencia de compuestos como el peróxido de hidrógeno y péptidos antimicrobianos. Estas propiedades pueden ayudar a combatir las bacterias y otros microorganismos, lo que hace que la miel sea útil en el tratamiento tópico de heridas y quemaduras.
Mejora de la salud digestiva: puede beneficiar la salud digestiva. Se ha demostrado que la miel tiene efectos prebióticos, lo que significa que puede promover el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas. Además, se ha utilizado tradicionalmente para aliviar trastornos gastrointestinales como la acidez estomacal y la indigestión.
Cicatrización de heridas: tiene propiedades cicatrizantes debido a su capacidad para estimular la proliferación celular y promover la formación de tejido nuevo. Se ha utilizado desde antaño en la medicina tradicional para tratar heridas, quemaduras y úlceras cutáneas.
Regulación del azúcar en sangre: aunque es rica en azúcares naturales, algunos estudios sugieren que consumirla en cantidades moderadas puede tener beneficios para el control del azúcar en sangre. Su consumo puede reducir el nivel plasmático de fructosamina, hemoglobina glicosilada y glucosa en pacientes con diabetes mellitus (Cianciosi, D., et al., 2018). Aunque los estudios in vivo aún son limitados, estos estudios revelan que podría usarse como complemento de la terapia de la diabetes para lograr un mejor control glucémico, mejorar los trastornos metabólicos y mitigar las complicaciones diabéticas relacionadas con el estrés oxidativo (Erejuwa O. O., 2014).
Efectos anticancerígenos: es un modulador inmunológico y posee efectos antiproliferativos, apoptóticos y antimetastásicos contra varios tipos de cáncer. Las propiedades antiinflamatorias y eliminadoras de radicales libres de la miel también contribuyen a sus efectos quimiopreventivos. Muchos de los flavonoides y otros compuestos fenólicos estudiados han mostrado efectos sinérgicos o aditivos con los regímenes estándar de medicamentos contra el cáncer. Por lo que los principales flavonoides de la miel, pueden actuar a través de muchas vías comunes en diferentes células cancerosas.
También tiene la capacidad de mitigar la toxicidad de los fármacos quimioterapéuticos estándar, probablemente a través de sus efectos antioxidantes (Afrin, S., et al., 2020). Eso sí, se necesita más investigación clínica y estudios en humanos para determinar con certeza su eficacia y seguridad como agente terapéutico contra el cáncer.
¿Quieres conseguir nuevos objetivos?
Una programación de nutrición y entrenamiento bien diseñado te permitirá consolidar buenos avances y no estancarte. Nosotros te ayudamos con esto.
Propiedades de la miel
Algunas de las propiedades más destacadas de la miel son las siguientes:
Propiedades antimicrobianas.
Capacidad cicatrizante.
Efecto antioxidante.
Efecto prebiótico.
Efectiva para aliviar tos y garganta irritada.
Uso culinario versátil.
Fuente energética.
IMPORTANTE: a pesar de que es un alimento que cuenta con numerosas propiedades, es importante destacar que debe consumirse con moderación debido a su contenido calórico y de azúcar. Además, no se recomienda para niños menores de un año debido al riesgo de botulismo infantil.
Usos de la miel
La miel es un alimento versátil con una amplia gama de usos tanto en la cocina como en el cuidado personal y en la medicina tradicional. Se trata de un alimento interesante por las distintas posibilidades de uso que tiene:
Endulzante natural: se utiliza como un sustituto natural del azúcar en una variedad de recetas, como en tés, café, yogur, cereales, aderezos para ensaladas y horneados. Su sabor único y sus propiedades naturales la hacen popular en la cocina.
Aderezo y marinado: se emplea como ingrediente en aderezos para ensaladas, salsas y marinadas debido a su sabor único y su capacidad para caramelizar cuando se cocina.
Conservante natural: tiene propiedades antimicrobianas que han sido utilizadas históricamente como método de conservación de alimentos. Agregar miel a ciertos productos puede ayudar a prolongar su vida útil.
Remedio para la tos y el dolor de garganta: se usa comúnmente como remedio natural para aliviar la tos y la irritación de garganta. Mezclada con limón o té caliente, la miel puede ayudar a calmar la garganta irritada y reducir la tos.
Cuidado de la piel: se usa en productos de cuidado de la piel debido a sus propiedades hidratantes y antibacterianas. Se puede aplicar directamente sobre la piel como una mascarilla facial o mezclada con otros ingredientes para hacer exfoliantes naturales. Además, en heridas o quemaduras menores, aplicar miel cruda en una herida limpia y cubrir con una gasa puede promover la curación y prevenir infecciones.
Tratamiento capilar: mezclarla con aceite de oliva o de coco y aplicarlo en el cabello puede ayudar a hidratar y suavizar el cabello seco y dañado.
Uso en repostería: se puede usar en la preparación de una amplia variedad de postres, desde pasteles, galletas, panes y tartas hasta helados y natillas, agregando dulzura y profundidad de sabor.
¿Cómo elegir la mejor miel?
Elegir la mejor miel puede depender de varios factores, desde la calidad hasta tus preferencias personales. Aquí hay algunos consejos para ayudarte a seleccionar una miel de alta calidad:
Prioriza miel cruda: esta no ha sido calentada ni filtrada excesivamente, lo que ayuda a retener sus nutrientes y compuestos beneficiosos. Busca miel etiquetada como «cruda» o «sin filtrar» para obtener la mejor calidad.
Origen y variedad floral: varía en sabor y propiedades según las flores de las que proviene. Algunas variedades populares incluyen miel de manuka, de lavanda, de acacia, entre otras. Lo mejor es que sea de origen local y preferiblemente orgánica para obtener un sabor auténtico y beneficios potenciales para la salud.
Etiqueta de origen: la producida y envasada localmente generalmente es más fresca y tiene menos probabilidades de ser alterada o diluida. Busca la información sobre el lugar de origen en la etiqueta para asegurarte de que estás obteniendo un producto auténtico y de calidad.
Textura y cristalización: la cristalización es un proceso natural en el que el producto se vuelve más sólido con el tiempo. Esto no afecta su calidad ni sus beneficios.
Color y sabor: desde dorado claro hasta ámbar oscuro. Cada color tiene un sabor y una intensidad únicos. Prueba diferentes variedades para descubrir tus preferencias personales en cuanto a sabor y aroma.
Envase: el producto de calidad se envasa típicamente en recipientes que protegen la miel de la luz y el aire, como frascos de vidrio oscuro o plástico opaco. Evita comprarla en recipientes transparentes expuestos a la luz, ya que la luz puede degradar la calidad de la miel con el tiempo.
Certificaciones y etiquetas: busca aquella que tenga certificaciones orgánicas u otros sellos de calidad que garanticen prácticas de producción éticas y estándares de calidad.
Compra en tiendas de confianza: cómprala en tiendas especializadas, mercados de agricultores o directamente a apicultores locales de confianza. Estos lugares suelen ofrecer miel fresca y auténtica de alta calidad.
¿Cómo identificar mieles adulteradas o de baja calidad?
Lee las etiquetas y la lista de ingredientes: evita las mieles que contengan términos como «jarabe de maíz con alto contenido de fructosa» u otros edulcorantes añadidos, ya que estos ingredientes no son naturales y sugieren una posible adulteración.
Evita mieles muy baratas: la miel pura y de alta calidad tiene un costo de producción significativo. Aquellas excesivamente baratas pueden ser indicativas de una calidad inferior o adulteración.
Revisa el aspecto y la textura: la miel auténtica suele tener una textura densa y viscosa. Evita las que sean excesivamente líquidas o que tengan una consistencia anormalmente espesa. La cristalización natural también es común en la miel auténtica.
Producción de la miel
La producción de miel es un proceso natural que implica la recolección del néctar de las flores por parte de las abejas, su transformación en miel dentro de la colmena y su posterior almacenamiento. Aquí se exponen los pasos principales:
Recolección del néctar: las abejas obreras visitan las flores en busca de néctar, una sustancia dulce que las plantas producen para atraer a los polinizadores. Las abejas utilizan su probóscide (una especie de lengua larga) para extraer el néctar de las flores y lo almacenan en su buche.
Transporte y procesamiento del néctar: de vuelta en la colmena, las abejas obreras transfieren el néctar a otras abejas dentro de la colmena, que lo procesan mediante la adición de enzimas. Esta acción comienza la descomposición parcial del néctar, convirtiéndolo en miel.
Almacenamiento y maduración: una vez que el néctar ha sido transformado en miel, las abejas obreras lo depositan en celdas especiales dentro de los panales de cera. Aquí, la miel se deja madurar, lo que implica una reducción en el contenido de agua mediante la evaporación.
Sellado de las celdas: una vez que la miel ha madurado y alcanzado el nivel adecuado de humedad (aproximadamente entre 17 % y 18 %), las abejas obreras sellan las celdas con una capa de cera de abeja. Esto protege la miel y la mantiene fresca.
Cosecha de la miel: cuando las celdas están llenas de miel y completamente selladas, los apicultores pueden cosechar la miel. Esto implica retirar los panales de la colmena y extraer la miel de las celdas.
Extracción y procesamiento: una vez cosechados, los panales se llevan a un lugar donde la miel se extrae de las celdas utilizando equipos especializados, como centrífugas. La miel extraída se filtra para eliminar partículas no deseadas y se almacena en recipientes adecuados para su venta y consumo.
Tipos
En cuanto a los tipos de miel, existen muchas variedades diferentes que varían en sabor, color y aroma según las flores de las que proviene el néctar. Algunos tipos comunes de miel incluyen:
Miel de flores silvestres: proviene del néctar de una variedad de flores silvestres y puede tener un sabor floral y complejo.
Miel de acacia: de las flores del árbol de acacia y es conocida por su sabor suave y dulce.
Miel de trébol: procede del néctar de flores de trébol y generalmente tiene un sabor suave y delicado.
Miel de lavanda: del néctar de las flores de lavanda y tiene un sabor distintivo y floral.
Miel de eucalipto: del néctar de las flores de eucalipto y puede tener un sabor herbal y refrescante.
Miel de flores de naranjo: proviene del néctar de las flores de naranjo y tiene un sabor cítrico y aromático.
Estos son solo algunos ejemplos, pero la variedad disponible puede ser muy amplia y variada, dependiendo de la ubicación geográfica y la flora local. La miel cruda y sin procesar tiende a retener más de sus propiedades naturales, mientras que la procesada puede haber sido calentada y filtrada para mejorar su apariencia y conservación.
Referencias bibliográficas
Burlando, B., & Cornara, L. (2013). Honey in dermatology and skin care: a review. Journal of cosmetic dermatology, 12(4), 306–313.
Cianciosi, D., Forbes-Hernández, T. Y., Afrin, S., Gasparrini, M., Reboredo-Rodriguez, P., Manna, P. P., Zhang, J., Bravo Lamas, L., Martínez Flórez, S., Agudo Toyos, P., Quiles, J. L., Giampieri, F., & Battino, M. (2018). Phenolic Compounds in Honey and Their Associated Health Benefits: A Review. Molecules (Basel, Switzerland), 23(9), 2322.
Wang, H., Li, L., Lin, X., Bai, W., Xiao, G., & Liu, G. (2023). Composition, functional properties and safety of honey: a review. Journal of the science of food and agriculture, 103(14), 6767–6779.
Afrin, S., Haneefa, S. M., Fernandez-Cabezudo, M. J., Giampieri, F., Al-Ramadi, B. K., & Battino, M. (2020). Therapeutic and preventive properties of honey and its bioactive compounds in cancer: an evidence-based review. Nutrition research reviews, 33(1), 50–76.
Erejuwa O. O. (2014). Effect of honey in diabetes mellitus: matters arising. Journal of diabetes and metabolic disorders, 13(1), 23.
Palma-Morales, M., Huertas, J. R., & Rodríguez-Pérez, C. (2023). A Comprehensive Review of the Effect of Honey on Human Health. Nutrients, 15(13), 3056.