El ibuprofeno es uno de los fármacos más consumidos. Se encuentra dentro del grupo de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE’s) y se emplea generalmente para el control de la inflamación o para la reducción del dolor. Funciona también a nivel muscular, por lo que muchos atletas recurren a este medicamento como estrategia para disminuir las agujetas o para acelerar la recuperación tras un esfuerzo intenso. Pero esto podría no ser nada adecuado.
Además hemos de tener en cuenta que, como todos los fármacos, el ibuprofeno cuenta con una serie de efectos secundarios. Generalmente de tipo gastrointestinal, pero dependiendo del patrón de consumo otros órganos podrían verse afectados. Si bien su ingesta crónica ocurre ocasionalmente, es bastante frecuente que deportistas profesionales o casuales recurran a él de manera puntual con diversos objetivos. Vamos a conocer realmente sus efectos.
¿Cómo funciona el ibuprofeno?
El ibuprofeno actúa inhibiendo la enzima ciclooxigenasa, lo que impide la formación de prostaglandinas. Estos compuestos presentan un carácter inflamatorio, por lo que promueven la vasodilatación para incrementar el aporte de oxígeno y de nutrientes a los tejidos y así mejorar la recuperación de los mismos. Este proceso suele conllevar una activación del sistema inmune, por lo que se experimenta también una proliferación y mayor llegada a la zona afectada de células de la serie blanca. Es frecuente que este proceso inflamatorio se desencadene a partir de una lesión o alteración y que lleve asociado la aparición de dolor.
Para combatirlo se pueden consumir ibuprofeno en dosis de 200-400 mg cada 6 horas dependiendo del sexo, de la edad y del peso del sujeto. Del mismo modo existen formas farmacéuticas de liberación lenta con una dosificación ligeramente superior, de 600 mg, que se administran cada 12 horas y que mantienen la concentración del fármaco constante en el organismo. Por norma general se recomienda su administración con las comidas, para de este modo evitar los efectos adversos gastrointestinales.
Lo habitual es consumir ibuprofeno como tratamiento de las cefaleas, del dolor muscular, de la artritis, de los periodos menstruales, de algunos procesos víricos o incluso en casos de fiebre. Al ser un fármaco de venta libre, existe un elevado riesgo de automedicación, dejando a un lado la posible sobredosis si no se respeta la posología indicada en el prospecto. Esto ya de por sí constituye un gran riesgo, ya que no se deberían de tomar medicamentos sin una indicación previa por parte de un especialista en la materia.
¿Es efectivo el ibuprofeno para la recuperación muscular?
Resulta común que las personas que sufren lesiones musculares consuman ibuprofeno tras las mismas para controlar el dolor y los síntomas. Junto con el reposo y la aplicación de hielo constituye una terapia que se lleva aplicando décadas. Del mismo modo, ciertos atletas toman esta clase de fármacos después de competir para facilitar el descanso posterior o para reducir la sensación de los músculos fatigados o cargados.
Y en ambos casos el fármaco es eficiente. Al controlar el proceso inflamatorio el dolor cede, por lo que el paciente experimenta una sensación de mejoría momentánea, al menos mientras duren los efectos. La recuperación, en cuanto a sintomatología, se acelera al incluir en la pauta estos compuestos. Ahora bien, esto no quiere decir que sea mejor. Más bien todo lo contrario.
No debemos de olvidar que la inflamación tiene una razón de ser, sobre todo en casos de traumatismo, lesión o esfuerzo intenso. Con la llegada de mayor cantidad de oxígeno y de nutrientes al músculo (a través de la sangre) se favorece la diferenciación de las células satélite y por lo tanto la reconstrucción del tejido dañado. Además la acumulación de radicales libres en la zona dispara los mecanismos de hipertrofia mediados por la vía mTor, favoreciendo por lo tanto la adaptación.
En el momento en el que de manera externa frenamos este proceso estamos condicionando negativamente la respuesta adaptativa y la calidad del tejido creado. Por lo tanto el riesgo de recidiva en caso de lesión aumenta. Si solamente hubo un esfuerzo intenso, el consumo de ibuprofeno tras el mismo va a provocar una falla en la ganancia de fuerza y en la hipertrofia. Esto quiere decir que bloquea la ganancia de masa muscular, algo que ha sido comprobado en diferentes ensayos. Ejerce un efecto similar al consumo de alcohol sobre la síntesis proteica posterior a la actividad física, pero amplificado.
La recuperación se acelera en cuanto a remisión de los síntomas, pero se frena en cuanto a eficiencia y posibilidad de vuelta al esfuerzo o a la competición. Por lo tanto no está para nada aconsejada esta estrategia.
Efectos secundarios del ibuprofeno
Hemos de insistir en la idea de que todos los fármacos tienen efectos secundarios. Es positivo su consumo cuando los beneficios superan a los riesgos, pero esto no siempre es así. En el caso del ibuprofeno y de los AINE’s en general, al ya comentado retraso de la recuperación del tejido habría que sumar otros cuantos peligros.
Para empezar, existen evidencias conforme el uso recurrente de estos medicamentos incrementa el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral. El problema es mayor cuando se consumen de forma crónica y en dosis altas, pero podría aparecer el accidente en cualquier momento del tratamiento. Al mismo tiempo aumentan la incidencia de las úlceras estomacales, de las hemorragias y de las perforaciones en el esófago, siendo bastante dañinos para el sistema digestivo.
Por supuesto debe evitarse su combinación con alcohol, algo que no siempre se tiene en cuenta. Este tóxico puede potenciar la acción de algunos compuestos activos o llegar a interaccionar con ellos, aumentando los riesgos.
Del mismo modo es frecuente que tras el consumo de ibuprofeno se experimenten diarreas, vómitos, náuseas, malestar estomacal, retención de líquidos e incluso dolor de cabeza. A esto le sumamos el peligro de que la intoxicación con ibuprofeno suele ser silenciosa en cuanto a síntomas pero potencialmente mortal. Por lo menos durante las 4 horas posteriores. 3,2 gramos se consideraría como dosis potencialmente tóxica de este fármaco.
El ibuprofeno reduce el nivel de testosterona
A todos los efectos comentados del ibuprofeno sobre el organismo hay que sumar uno de reciente descubrimiento. Y es que este fármaco puede reducir la producción de testosterona en hombres, algo que también perjudica seriamente las adaptaciones. Se comprueba tras la administración de 1200 mg durante 6 semanas en 14 hombres que los niveles de LH aumentan, reduciéndose el ratio testosterona libre/LH. Esto indica la existencia de un hipogonadismo inducido que podría terminar con una reducción a las gonadotropinas y con una depresión de la hormona sexual en suero.
Otros ensayos en animales parecen más contundentes, ya que se han experimentado más dosis y más tiempo de consumo. En cualquier caso dicho efecto no favorece para nada a la recuperación muscular o tras una lesión, pudiendo reducir la calidad del nuevo tejido generado. Hasta se podría ver afectada la fuerza muscular normal, e incluso la salud metabólica.
Peligros de su combinación con alcohol
A pesar de que la comunicación al respecto ha cambiado, todavía hay muchas personas que consumen alcohol con frecuencia, aunque sea en dosis consideradas «moderadas». Esto tiene varios riesgos para la salud, pero más todavía si se consumen ibuprofeno de manera conjunta. Y es que es algo que podría generar un efecto sinérgico a la hora de bloquear la adaptación.
Pensemos por ejemplo en un deportista que consume el fármaco antes de competir para ocultar un dolor. Una vez terminada la prueba lo celebra con unas cervezas o una cantidad de alcohol incluso mayor. Los niveles de cortisol subirán bastante. La testosterona bajará. El catabolismo muscular se incrementará. La adaptación no se llevará a cabo de manera correcta e incluso la recuperación será deficiente.
Puede que por la analgesia que provoca el ibuprofeno el atleta no se despierte con muy mala sensación a la mañana siguiente. Sin embargo, muchos procesos fisiológicos importantes se habrán pausado, lo que puede incrementar el riesgo de lesión en los próximos entrenamientos. Es algo con lo que debemos de tener especial cuidado, ya que no existe todavía concienciación al respecto.
Desde luego una vez terminada la competición es fundamental poner el foco en las estrategias de recuperación. Esto prepara al organismo para un esfuerzo futuro y mejora los beneficios que presenta la práctica deportiva en si misma. Es muy importante garantizar una correcta nutrición y un adecuado descanso, siendo necesario dormir más horas de las habituales en ciertos contextos.
Alternativas al ibuprofeno
Generalmente no es positivo actuar en contra de una inflamación aguda siempre y cuando esta se mantenga controlada, sobre todo en el contexto deportivo. De hecho las evidencias actuales apoyan la idea de dejar actuar al mecanismo para así favorecer la reparación del tejido dañado. En caso de precisar de un control sintomatológico del dolor se puede optar por analgésicos que no alteren las vías fisiológicas inflamatorias.
Pero es cierto que en líneas generales existen algunos compuestos naturales que pueden ayudar a que el proceso se resuelva con eficiencia de una manera un poco más breve. Estamos hablando de la curcumina, del jengibre o de los ácidos grasos omega 3. Podrían llegar a suplementarse llegado el caso para experimentar beneficios. De hecho los estudios más recientes apoyan el uso de dosis extra de omega 3 y de vitamina C en casos de lesión muscular para facilitar la recuperación posterior.
Otro nutriente que conviene mantener en rango es la vitamina D. Y es que ayuda a modular la inflamación y a lograr que esta cumpla su función de manera adecuada. Al final alterar la velocidad de la biología no es conveniente en muchos casos, y este sería un buen ejemplo. La única forma sensata de actuar en estos contextos es favoreciendo la llegada de oxígeno y de nutrientes al tejido por medio de un mayor aporte sanguíneo.
Existen ciertas estrategias que se pueden poner en marcha para ello, pero el ejercicio ligero y sin dolor, con poca carga, y que involucre a los tejidos dañados puede ser muy efectivo. Pero siempre controlado por un profesional para reducir los riesgos y evitar recidibas.
Y no nos olvidemos de que será fundamental mejorar los hábitos para realmente lograr una buena recuperación tras un esfuerzo o tras una lesión. Yo te puedo ayudar a ello si pinchas aquí.
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