Monitorizar la inflamación en el organismo es importante para asegurar un correcto estado de salud y prevenir el desarrollo de patologías crónicas en un futuro. Con este objetivo se están midiendo dos parámetros en la actualidad: la proteína C reactiva (CRP) y la glicosilación de proteínas de fase aguda (GlycA). Muchos laboratorios están sacando estos elementos en los resultados de las analíticas sanguíneas, incrementando el valor de las mismas.
A continuación vamos a ver qué mide cada elemento y en cuál hay que fijarse más para evaluar el estado de salud. También su posible impacto sobre la longevidad, siempre basado en la evidencia.
¿Qué es la inflamación crónica y por qué importa?
La inflamación crónica es una activación constante de baja intensidad del sistema inmune. No causa fiebre ni dolor, pero mantiene al cuerpo en un estado de alerta constante que no resulta positivo a medio plazo. Dicho proceso altera la sensibilidad a la insulina y el funcionamiento del metabolismo, favoreciendo la acumulación de grasa visceral y acelerando los procesos de envejecimiento.
Generalmente viene determinada por los hábitos de vida. Cuando la dieta no es de calidad, abunda el sedentarismo o las horas de sueño no son suficientes se empieza a desarrollar la inflamación crónica. La única manera de prevenir o de cambiar este proceso es poniendo el foco en las rutinas del día a día y mejorando la calidad de lo que comemos.
Hay que destacar que el estrés sostenido también es capaz de generar inflamación crónica. Por eso en la actualidad se afirma que es tóxico a medio plazo. Ya se ha demostrado su conexión con muchas enfermedades complejas, como las de carácter cardiovascular.
¿Qué es la CRP?
La proteína C reactiva es una proteína producida por el hígado en respuesta a los procesos inflamatorios. Permite detectar con alto nivel de sensibilidad una sobreactivación en el tiempo del sistema inmune. Por este motivo se ha convertido en una herramienta muy útil para evaluar si existe inflamación y cuál es el estado de salud de una persona.
Generalmente cuando el sistema de defensa del organismo detecta daño libera citoquinas que estimulan la producción de CRP en el hígado. La prueba empleada en la actualidad consigue detectar concentraciones mínimas, por eso resulta eficiente hasta para definir el riesgo cardiovascular.
Cuando el parámetro sale elevado quiere decir que el cuerpo está respondiendo frente a algún tipo de estrés. Este puede ser una infección, sobrecarga de entrenamiento, exceso de grasa visceral, falta de sueño…Además la PCR tiene otra ventaja, y es que está validad por muchos estudios y su análisis es barato.
La parte mala es que hablamos de un valor que está sometido a un nivel de variación alto. Puede subir por motivos que no se relacionan con una causa de salud seria y volver a la normalidad en cuestión de días. Hay que contextualizar el dato para lograr sacar algún tipo de conclusión.
¿Y el GlycA?
El GlycA es un marcador avanzado que se obtiene a través de la espectroscopía por resonancia magnética nuclear. Refleja la suma de varias glicoproteínas inflamatorias circulantes. No mide un pico puntual de inflamación, sino más bien la activación sostenida de la inmunidad innata. Es mucho más estable en el tiempo y menos sensible a las variaciones de un día para otro.
Al verse menos afectado por condiciones como el ejercicio intenso es un predictor más fiel de la inflamación crónica de bajo grado. También se puede emplear para estimar el riesgo cardiometabólico, la diabetes de tipo 2 o la patología renal. Incluso los ensayos recientes consiguen relacionar anomalías en este parámetro con una mayor mortalidad prematura.
En la actualidad se incluye en una gran cantidad de estudios de longevidad y de salud metabólica. Ofrece una imagen bastante limpia del estado inflamatorio del organismo y de la salud a medio plazo.
Respecto a los valores de referencia, se establece que por debajo de 350 μmol/L el riesgo es bajo. Es propio de personas activas con un buen estado de composición corporal y un buen estilo de vida. Entre 350-400 el riesgo es moderado, ya que existe inflamación crónica de bajo grado y probablemente una mala sensibilidad a la insulina. Por encima de 400 μmol/L el riesgo sería elevado y puede haber diabetes de tipo 2 o enfermedad cardiovascular.
Para obtener la mejor interpretación posible es interesante medir este parámetro junto al ApoB, el ratio TG/HDL, el nivel de glucosa en ayunas y de insulina y el porcentaje de grasa visceral.
¿Cómo reducir CRP y GlycA según la evidencia?
Los hábitos de vida son determinantes para reducir los valores de CRP y GlycA y mejorar la salud. Pero realmente lo más influyente es lograr una reducción de la grasa acumulada en el organismo. Cuando el peso baja un 5-10 % ambos marcadores disminuyen de forma significativa. Y es que la grasa visceral es un generador constante de citoquinas inflamatorias.
Por supuesto el ejercicio de fuerza es una de las grandes palancas que podemos activar para lograr dicho efecto. Se recomienda entrenar fuerza al menos un par de veces por semana para mejorar la sensibilidad a la insulina y para reducir la inflamación sistémica. Al mismo tiempo es interesante alcanzar un nivel de movimiento diario que se sitúe en al menos 8000 pasos. Esto ha demostrado bajar el CPR aun sin pérdida de peso asociada.
En términos dietéticos una de las intervenciones con más efecto tiene que ver con la inclusión de fibra soluble en la pauta de forma regular. También los alimentos con alto contenido en polifenoles logran controlar el estado inflamatorio del organismo. Para ello lo mejor ha demostrado ser la dieta mediterránea con regularidad en los horarios de las comidas.
Desde luego alcanzar 8 horas de sueño cada noche y lograr una buena gestión del estrés resulta determinante. La respiración lenta y unas buenas rutinas de descanso tras las sesiones de ejercicio evitan picos muy elevados sobre todo de CPR. La GlycA no se ve tan afectada por la actividad física, pero no poner el foco en la recuperación lograría variar el resultado también.
Referencias bibliográficas
- Connelly MA, Otvos JD, Shalaurova I, Playford MP, Mehta NN. GlycA, a novel biomarker of systemic inflammation and cardiovascular disease risk. J Transl Med. 2017 Oct 27;15(1):219. doi: 10.1186/s12967-017-1321-6. PMID: 29078787; PMCID: PMC5658936.
- Hammonds TL, Gathright EC, Goldstein CM, Penn MS, Hughes JW. Effects of exercise on c-reactive protein in healthy patients and in patients with heart disease: A meta-analysis. Heart Lung. 2016 May-Jun;45(3):273-82. doi: 10.1016/j.hrtlng.2016.01.009. Epub 2016 Feb 23. PMID: 26916454; PMCID: PMC5873310.





