Contenidos
- ¿Qué es el nervio vago y por qué es importante?
- ¿De qué formas se puede estimular el nervio vago?
- ¿Cómo afecta la estimulación del nervio vago al sistema parasimpático?
- ¿Para qué sirve estimular el nervio vago?
- ¿Cómo estimular correctamente el nervio vago?
- ¿La estimulación del nervio vago cura la depresión?
La estimulación del nervio vago es una técnica que consiste en aplicar impulsos eléctricos o estímulos no invasivos sobre el propio nervio, uno de los principales controladores del sistema nervioso autónomo. Este conecta el cerebro con órganos como el corazón, los pulmones y el sistema digestivo. Actuar sobre el mismo consigue regular el estrés y la inflamación, logrando así una mejora en el estado de salud.
En la actualidad la estimulación del nervio vago está posicionándose como una de las terapias preferidas de quienes buscan tratamientos anti-aging, fundamentalmente por la capacidad para aumentar la calidad de vida de quien la aplica. Vamos a ver qué dice la evidencia al respecto.
¿Qué es el nervio vago y por qué es importante?
El nervio vago es uno de los más largos del cuerpo humano. Se extiende desde el tronco encefálico hasta los órganos del tórax y el abdomen. Cuenta con fibras motoras, sensoriales y parasimpáticas. De hecho forma parte del sistema nervioso parasimático, la rama encargada de funciones de descanso y digestión. Aunque existen dos nervios vagos, uno a cada lado del cuerpo, suele estimularse el izquierdo.
Hablamos de un elemento importante porque actúa como un canal de comunicación directo entre el cerebro y el cuerpo. Regula el ritmo cardíaco y el control de la respiración. Estimula el sistema digestivo promoviendo la producción de jugos gástricos y la motilidad intestinal. También regula el estrés a través del tono vagal y actúa en la respuesta antiinflamatoria gracias al reflejo inflamatorio vagal. Hasta consigue influir en la liberación de citoquinas, controlando la respuesta inmune.
Cuando el nervio vago funciona correctamente el sueño y la digestión se ven favorecidos. Sin embargo, un tono vagal bajo se ha asociado con trastornos como la depresión, el estrés, los problemas digestivos funcionales y un mayor riesgo cardiovascular. Pero esto es algo que parece que se puede resolver en los últimos años a través de las terapias de estimulación invasivas y no invasivas.
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¿De qué formas se puede estimular el nervio vago?
Antiguamente solo se estimulaba el nervio vago a través de una práctica invasiva. Esta consistía en aplicar un dispositivo parecido a un marcapasos debajo de la piel, de forma que enviaba pequeños pulsos eléctricos al nervio vago izquierdo. Tradicionalmente se ha empleado con éxito en la epilepsia refractaria no sensible a la medicación y en los casos de depresión persistente. No obstante, requiere de supervisión médica y de ciertas precauciones.
Pero en la actualidad se han desarrollado nuevos mecanismos para conseguir un efecto similar. Los electrodos ya no se colocan bajo la piel, sino en zonas como el cuello o el pabellón auricular. La estimulación eléctrica es en este caso transcutánea, que junto con otras técnicas como la respiración diafragmática, la meditación y los masajes cervicales puede lograr un efecto significativo.
A pesar de que muchos expertos fueron escépticos en un principio sobre la posibilidad de que con una corriente sobre la piel se lograse una estimulación adecuada del nervio vago, los ensayos clínicos poco a poco se han mostrado favorables. Además se trata de una modalidad más segura con menos efectos adversos, que no van más allá de un picor o leve molestia.
Los metanálisis más recientes como el publicado en 2020 por Yap y colegas muestran que la estimulación transcutánea del nervio vago puede reducir los síntomas de la depresión y de la ansiedad. Se observa una mejora en la regulación emocional. Por otra parte ciertos ensayos con un número limitado de personas han llegado a asociar la terapia con una disminución de los marcadores inflamatorios como TNF-α e IL-6.
¿Cómo afecta la estimulación del nervio vago al sistema parasimpático?
La estimulación del nervio vago activa la rama parasimpática del sistema nervioso autónomo. El 80 % de las fibras de este nervio son aferentes, esto quiere decir que transmiten señales desde los órganos hacia el cerebro. Cuando se produce la estimulación del nervio vago las señales eléctricas ascienden hacia el núcleo del tracto solitario en el bulbo raquídeo. Desde allí se envían proyecciones a las estructuras del sistema nervioso central.
Las fibras eferentes controlan la frecuencia cardíaca, la motilidad intestinal, la secreción de los jugos digestivos y la respuesta antiinflamatoria colinérgica. La estimulación vagal aumenta el tono parasimpático y reduce la activación del simpático, lo que provoca:
- Reducción en la frecuencia cardíaca y aumento de la variabilidad de la frecuencia cardíaca
- Mayor motilidad gástrica e intestinal
- Menor frecuencia respiratoria y mayor profundidad
- Disminución en las citoquinas proinflamatorias
- Bajada en la activación de la amígdala y mejor regulación emocional
¿Para qué sirve estimular el nervio vago?
Además de lograr beneficios sobre el estado de ánimo la estimulación del nervio vago puede generar efectos positivos sobre la variabilidad de la frecuencia cardíaca, un marcador de salud importante. También se incrementa la resistencia al estrés y al tono vagal, por lo que mejoraría el funcionamiento cardiovascular general.
A parte es posible experimentar beneficios sobre el manejo de trastornos digestivos funcionales, como es el caso del síndrome del intestino irritable. Hasta la dispepsia funcional podría mejorar. Y es que ya se ha documentado que la relación entre el sistema nervioso y el digestivo es bien estrecha.
Se experimentan los efectos sobre la recuperación deportiva y sobre la mejora en la calidad del descanso. Desde luego dormir de manera adecuada marca la diferencia en términos de longevidad y salud general, por lo que todas las terapias que consigan promover un buen sueño serán bienvenidas.
Ahora bien, lo cierto es que muchos de los estudios realizados hasta la fecha tenían muestras pequeñas o sus diseños no siempre estaban controlados. Faltan metanálisis que avalen la eficiencia de la estimulación del nervio vago transcuténa sobre los sistemas comentados. Donde más claro parece el beneficio es a nivel de control del estrés o de la ansiedad.
¿Cómo estimular correctamente el nervio vago?
De momento no hay un protocolo estandarizado para estimular el nervio vago. Se han probado diferentes mecanismos desde el punto de vista de la terapia no invasiva. Normalmente se aplica una intensidad de corriente de entre 0,5 y 4 mA en la zona del pabellón auricular, siendo esta una de las zonas más seguras y efectivas para llevar a cabo la terapia. La sesión ha de durar entre 15 y 60 min, aunque muchos ensayos han probado con la aplicación de 20 minutos 2 veces al día.
Respecto a la frecuencia, se emplean 25 Hz comúnmente. El ancho de pulso suele ser de 200-500 µs y se trabaja tanto de forma continua como en bloques intermitentes, dependiendo del programa empleado. En la mayor parte de los casos se aplica el tratamiento 5 días por semana durante al menos 4 seguidas.
Eso sí, no se debe estimular el nervio vago en personas con marcapasos o con trastornos de la conducción cardíaca. Sería peligroso. También se ha de interrumpir el tratamiento si este causa dolor, mareos o náuseas.
Lo cierto es que existen diferentes formas de aplicación del protocolo según el objetivo perseguido. Por ejemplo, para cuestiones de ansiedad o depresión se utilizan frecuencias de 25 Hz, mientras que cuando se busca una reducción del dolor crónico o de la inflamación sistémica estas bajan a 10 Hz.
¿La estimulación del nervio vago cura la depresión?
Uno de los principales objetivos terapéuticos de la estimulación del nervio vago es el control sintomatológico de la depresión. Se emplea para tratar trastornos de estrés o de ansiedad, a veces resistente a los fármacos. Sin embargo la eficacia es similar a la ofrecida por la meditación, inferior a la alcanzada al aplicar una terapia cognitivo conductual. También el ejercicio físico sigue siendo mejor opción en cuanto a resultados obtenidos.
La parte positiva de la estimulación del nervio vago es que es cómoda y apenas cuenta con riesgos. La evidencia es creciente y podría suponer un complemento muy adecuado para facilitar la curación de esta clase de patologías. Incluso tiene sentido su combinación con suplementos con efectos evidenciados como son el omega 3, el magnesio y la melatonina.
El problema es que los dispositivos ofrecidos en el mercado tienen todavía un coste alto, o presentan dificultades de configuración para el usuario. Actualmente algunos psicólogos y fisioterapeutas cuentan con máquinas de neuromodulación no invasiva que consiguen estimular el nervio vago para lograr los beneficios. Siempre acudir a un profesional al menos para la primera sesión para obtener una buena valoración y optimizar las intensidades y frecuencias de aplicación.