Ozempic. Está en boca de todos. Seguro que conoces a alguien que lo utiliza. Una inyección subcutánea cada poco tiempo y…10 % del peso perdido. Suena bien. En el corto plazo sienta bien. Pero no es oro todo lo que reluce. Esta clase de fármacos, como todos, tienen efectos secundarios. Y necesitan indicación médica. Es un peligro que se conviertan en una moda y que se utilicen sin supervisión y fuera de un contexto clínico adecuado.
¿Qué es Ozempic?
Ozempic es una semaglutida, un compuesto agonista del receptor GLP-1 que consigue reducir el apetito, provocando una menor ingesta energética. Como sería esperable atendiendo a las leyes de la termodinámica, si el número de calorías de la dieta baja, es más probable que se entre en un contexto de déficit. Y bajo este escenario la tendencia es a perder peso hasta alcanzar un punto de equilibrio.
Las semaglutidas se pueden administrar de forma oral o a través de inyecciones. El fármaco Ozempic corresponde a esta última forma farmacéutica. Se comercializa bajo receta médica y su indicación de uso es en personas con diabetes. No obstante, dada su eficacia y popularidad se está recomendando también para personas con sobrepeso que quieren mejorar el estado de composición corporal.
¿Cuánto peso se pierde con ozempic?
Pues se puede llegar a una reducción de hasta un 10 % del peso corporal. Es mucho, teniendo en cuenta que requiere 0 esfuerzo. Nadie da más por menos. De hecho, es esta característica del fármaco lo que lo vuelve tan atractivo. No tienes que hacer ejercicio, no precisas tampoco una dieta, no vas a pasar hambre…Es solamente administrarlo y el propio apetito como modulador de la ingesta hará que entres en una situación de déficit energético. Esto resultará en una reducción de la grasa corporal.
Hasta aquí todo bien. Pero no es la primera vez en la historia que un compuesto promete un resultado de estas características. Ya sucedió hace décadas con el dinitrofenol (DNP). Este plaguicida conseguía desacoplar la cadena de transporte electrónico mitocondrial, provocando una disipación fuerte de energía en forma de calor. Explicado de un modo sencillo, inducía fiebre en el paciente. La elevación de la temperatura corporal era dependiente de la dosis. Y como seguro que ya sabes, este proceso fisiológico es extremadamente termogénico.
Pero tenía un problema. La dosis letal era 2 o 3 veces superior a la dosis efectiva. ¿El resultado? Que más de uno perdió la vida por culpa del compuesto. Como es lógico, pronto se prohibió su uso. A día de hoy solo algunos inconscientes (pertenecientes en su mayoría al ámbito del culturismo) lo emplean.
Quizás el efecto de ozempic no sea comparable. Fisiológicamente no actúa igual. El efecto negativo sobre la salud tampoco se equipara al del DNP. Pero recalco, no es oro todo lo que reluce. Vamos por partes.
¿Cuándo está indicado ozempic?
El contexto de aplicación de ozempic está bien establecido. Se ha de emplear en personas con diabetes de tipo 2. Es un medicamento destinado a ayudar a mejorar la composición corporal en pacientes con patología metabólica, reduciendo así los niveles de inflamación y facilitando el manejo de la misma. En estos casos el apetito y el control glucémico se ven alterados, por lo que la modificación de las rutas fisiológicas sobre las cuáles actúa la semaglutida tiene sentido.
Pero el problema es que se está administrando y recetando en personas que no presentan diabetes. Por no hablar de su comercialización en el mercado negro sin supervisión profesional. Solamente como solución estética para bajar esos kilos de más. Y esto rompe completamente el primer principio de la farmacología, que es valorar el ratio beneficio-riesgo. Si modificamos el contexto de uso del medicamento cambia totalmente este parámetro.
Al final ozempic no es el primer fármaco que muestra beneficios sólidos sobre la pérdida de peso. La hormona tiroidea o el dinitrofenol ya han consolidado evidencias en el pasado. En ambos casos su aplicación cuenta con varios riesgos, sobre todo en el caso de este último donde la dosis letal es solo el doble de la efectiva. En cualquier caso la aplicación de farmacología es algo que debe valorar siempre un profesional y no se deben administrar medicamentos a la ligera.
¿Cuáles son los efectos secundarios de ozempic?
El beneficio ha quedado claro. Bajas peso sin mucho esfuerzo. ¿Y los efectos secundarios? Pues variados. Desde náuseas, vómitos, malestar estomacal…Hasta un mayor riesgo de cáncer de tiroides y efecto rebote. Los mecanismos por los cuáles la probabilidad de desarrollar un tumor aumenta no se conocen con precisión. Las evidencias de momento no son del todo sólidas, pero se acumulan.
Respecto al efecto rebote, vamos a hacer una reflexión. Usando el fármaco se reduce el apetito. Pero llegará un momento en el que se deje de emplear. Llegados a este punto puede que la sensación de hambre vuelva a aumentar. Como no hubo modificación de hábitos se incrementará de nuevo la ingesta. Otra vez superávit energético. ¡Ah!, a esto le sumamos que parte del peso perdido durante el uso de ozempic procede del tejido magro. Esto quiere decir que más adelante se gastará menos para hacer lo mismo. Por ello, el superávit energético una vez abandonado el medicamento será mayor. Es posible volver a un punto peor que el de partida.
Cuando el objetivo es mejorar el estado de composición corporal hay que centrarse en la construcción de masa muscular. No tanto en la reducción de la grasa en un inicio. De este modo se incrementa el gasto energético y se entra en una situación de déficit sin necesidad de pasar hambre. Además la eficiencia de los procesos fisiológicos y metabólicos aumenta, favoreciéndose la captación de glucosa por los tejidos, la afinidad por la insulina y la oxidación de ácidos grasos. Intervenir promocionando el trabajo de fuerza y optimizando la dieta para ello es el único modo que permite resultados consistentes a medio plazo.
Semaglutida oral vs Ozempic ¿Qué es mejor?
Para algunas personas la administración de Ozempic por medio de inyecciones supone un inconveniente. Lo cierto es que la semaglutida se puede consumir también de manera oral. El fármaco se consume con el estómago vacío y unos 30 minutos antes de la ingesta de alimentos, generalmente a una dosis de 3 mg una vez al día. El problema es que de este modo provoca varias molestias a nivel estomacal e intestinal, como pueden ser las arcadas y los vómitos.
Lo cierto es que la inyección de Ozempic ha demostrado incrementar también el riesgo de alteraciones en la funcionalidad del estómago, según evidencias recientes. Pero la sintomatología no es tan clara, por lo que a nivel de uso resulta más cómodo. Habría que probar la tolerancia, pero por lo general se suele preferir el fármaco inyectable por menos problemas tras la toma.
Ozempic en el deporte
Como lo mayor parte de los fármacos que alteran la composición corporal, cada vez será más frecuente que el Ozempic se introduzca en el mundo del deporte, sobre todo en disciplinas como el culturismo. Algunos pensarán que se le podría sacar partido en periodos de definición para así lograr reducir el apetito y sobrellevar mejor las dietas hipocalóricas estrictas. Pero realmente no sé hasta que punto esto puede merecer la pena, ya que conlleva una destrucción significativa de masa muscular.
Por el momento no hay estudios que analicen cuánta masa magra se pierde si se administra conjuntamente una dieta alta en proteínas o suplementos de vitamina D u omega 3. Tampoco se sabe que sucede cuando dicho producto se combina con otros fármacos típicos de las rutinas del culturismo, como los esteroides anabolizantes. No obstante, añadir un fármaco nuevo siempre incrementa los riesgos, y mucho más cuando se saca de su ámbito de aplicación clínica.
¿Se debe o no usar Ozempic?
No quiero decir con estas líneas que ozempic no sea un buen invento. Tampoco pretendo situarlo como enemigo del nutricionista. No nos va a quitar el pan. Lo que quiero expresar es la necesidad de emplearlo correctamente, valorando los riesgos y los beneficios. Además, es clave no usarlo de forma aislada, sino en conjunción con una intervención sobre los hábitos de vida del paciente con patología metabólica.
Habrá que ajustar la dieta para reducir la pérdida de masa muscular durante su consumo. Será clave promocionar el ejercicio de fuerza para conseguir una mayor eficiencia fisiológica y evitar que posteriormente se recupere el peso perdido. Marcará la diferencia actuar sobre la higiene del sueño para facilitar el control del apetito posterior. No basta solo con focalizar en una cosa. La intervención ha de ser completa. En este caso, para pacientes con diabetes de tipo 2, y con fecha de inicio y fin del tratamiento, tiene sentido.