Se denomina microbiota al conjunto de todas las bacterias que habitan en el cuerpo humano. Una gran parte de las mismas se encuentran alojadas en el tubo digestivo, realizando allí sus funciones. Resultan de gran importancia para el metabolismo de los nutrientes y para el proceso digestivo.
De hecho, las alteraciones en la microbiota intestinal se relacionan, a día de hoy, con el desarrollo de muchas patologías crónicas y complejas. Las enfermedades inflamatorias intestinales son un buen ejemplo de ellas. Tal es la influencia de estos microorganismos sobre la salud que en la actualidad la microbiota ya se considera como un órgano más.
¿Cómo impacta la microbiota en el proceso digestivo?
Muchas de las bacterias que habitan en el tubo digestivo se encargan de la síntesis de enzimas digestivos, como la lactasa, o de la activación de los ácidos biliares, lo que permite la digestión de las grasas. En el momento en el que cualquier de estos dos procesos falla, se experimentan problemas sintomatológicos que pueden repercutir negativamente sobre la salud del individuo.
De hecho, en la actualidad se especula con que las alteraciones en la microbiota están detrás de la aparición de muchas alergias e intolerancias de tipo alimentario. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition, donde se comprueba que la suplementación con probióticos es capaz de revertir en bastantes ocasiones los problemas relacionados con la digestión de la lactosa.
La síntesis de nutrientes a partir de la microbiota
Es importante destacar que la microbiota no solo colabora en los procesos digestivos, sino que también puede sintetizar ciertos nutrientes beneficiosos para la salud humana. Hay que hacer especial mención a los ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Estos cuentan con un marcado poder antiinflamatorio, tal y como afirma una investigación publicada en Nutrients.
Gracias a estos compuestos se podría reducir el riesgo de desarrollar ciertas patologías crónicas, como las de tipo cardiovascular. Para la salud metabólica también son adecuados, ya que inciden sobre la sensibilidad a la insulina y disminuyen el riesgo de síndrome metabólico, lo cual se considera muy positivo.
Ahora bien, para que la producción de ácidos grasos de cadena corta sea adecuada hay que garantizar dos cosas: que la diversidad y densidad bacterianas sean óptimas y un consumo regular de fibra soluble. Este último elemento fermenta a nivel intestinal, sirviéndole así de sustrato energético a los microorganismos del tubo.
Patologías frecuentes de la microbiota intestinal
Como todos los órganos del cuerpo, la microbiota intestinal puede desarrollar patologías concretas que pongan en peligro su buen funcionamiento. Las más habituales son la disbiosis intestinal y el sobrecrecimiento bacteriano en las zonas proximales del tubo digesetivo (SIBO).
En ambas circunstancias se altera el perfil normal de la microbiota, reduciéndose el número de bacterias beneficiosas e incrementándose las poblaciones de microorganismos patógenos. A partir de aquí es más probable que se experimenten dificultades digestivas y problemas de salud, en lo que a los diferentes sistemas que componen el organismo humano atañe.

Para evitar llegar a tal punto, cada vez más frecuente a nivel poblacional, es importante plantear una dieta variada con presencia de los alimentos fermentados y de la fibra. Los primeros cuentan con bacterias probióticas en su composición, que aseguran la diversidad en el tubo. La fibra, por su parte, sirve de sustento para que estos microorganismos crezcan y se mantengan funcionales.
Ahora bien, cabe destacar que existen dos tipos de fibra distintos: la soluble y la insoluble. Es la primera de ellas aquella que genera un impacto positivo sobre las bacterias que habitan en el tubo. Se puede encontrar en varios alimentos de origen vegetal, como la avena, las manzanas, los kiwis y las peras.
La microbiota modula de forma determinante la salud
Como has podido comprobar, la relación entre la microbiota y el estado de salud es muy estrecha. Veremos en futuras ocasiones cuáles son las relaciones establecidas con cada uno de los sistemas, pero por lo pronto es importante destacar la asociación con la capacidad digestiva y con la modulación de los niveles inflamatorios.
Para evitar situaciones patológicas la prevención juega un papel clave. No solo es fundamental enfocarse en los alimentos beneficiosos, sino también evitar los nocivos, que alteran su composición. Estos son los ultraprocesados, con azúcares añadidos, grasas trans y aditivos.
Referencias bibliográficas
- Oak SJ, Jha R. The effects of probiotics in lactose intolerance: A systematic review. Crit Rev Food Sci Nutr. 2019;59(11):1675-1683. doi: 10.1080/10408398.2018.1425977. Epub 2018 Feb 9. PMID: 29425071.
- Bach Knudsen KE, Lærke HN, Hedemann MS, Nielsen TS, Ingerslev AK, Gundelund Nielsen DS, Theil PK, Purup S, Hald S, Schioldan AG, Marco ML, Gregersen S, Hermansen K. Impact of Diet-Modulated Butyrate Production on Intestinal Barrier Function and Inflammation. Nutrients. 2018 Oct 13;10(10):1499. doi: 10.3390/nu10101499. PMID: 30322146; PMCID: PMC6213552.
3 Comments
[…] de disbiosis hay que trabajar desde el punto de vista nutricional con el objetivo de recomponer la microbiota. Es clave reducir las poblaciones de bacterias nocivas e incrementar la de aquellas que generan […]
[…] como otros de los factores de riesgo. Una mala dieta, basada en la ingesta de alimentos procesados, aditivos alimentarios, azúcares simples y grasas trans terminará por generar un cambio en la diversidad y […]
[…] para la población general. Ni causarán daño renal ni son nocivos a medio plazo. Tampoco provocan cáncer o contienen sustancias dopantes, como se afirmó durante bastante tiempo. Lo peor que puede suceder, […]