Dentro del gran grupo de las dietas milagro, hemos de abrir un espacio especial para la dieta detox. Este plan de alimentación propone la necesidad de ayudar a detoxificar el organismo por medio de la restricción alimentaria y de la inclusión de una serie de batidos con propiedades milagrosas.
Lo cierto es que no es oro todo lo que reluce. Los efectos de esta clase de planteamientos dietéticos podrían resultar bastante negativos a medio plazo, ya que generan déficits en cuanto a nutrientes esenciales. Por otro lado, veremos si realmente es necesario ayudar al hígado y a los riñones a desempeñar su función.
La dieta detox no consigue variar el pH del cuerpo
La mayor parte de los defensores de la dieta detox afirman la necesidad de intervenir en el pH del organismo, alcalinizándolo para así prevenir enfermedades. Sostienen que combatiendo los ácidos se puede reducir el riesgo de desarrollar patologías como el cáncer. Para ello limitar el consumo de ciertos productos como las carnes, al tiempo que promocionan la ingesta de vegetales y de batidos verdes.
No obstante, la ciencia ha demostrado que no se puede influir en el pH de la sangre. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Osteoporosis International, donde se afirma que no es posible intervenir en el equilibrio ácido base del organismo por medio de la dieta. De hecho, si se consiguiese afectar a este parámetro podría ponerse en riesgo la vida, ya que los rangos en los que se mueve son realmente estrechos.
De todos modos, algunos de los preceptos que proponen las dietas detox o alcalinas son adecuados. Uno de ellos sería incrementar la ingesta de vegetales, algo que ha demostrado efectos positivos para la salud. Eso sí, sus beneficios proceden del aporte de fitonutrientes y vitaminas, no de su pH.
No es necesario aplicar una dieta detox
Hay que destacar que el organismo es una máquina muy eficiente cuando de desarrollar sus funciones se refiere. No necesita ayudas o apoyos externos para conseguir la excreción de productos de desecho por medio de los riñones, o para mejorar el metabolismo de los tóxicos en el hígado.
Simplemente es suficiente con no introducir elementos que puedan resultar agresivos para su buen funcionamiento, como el alcohol. De acuerdo con una investigación publicada en Clinics in Liver Disease, la ingesta de dicho tóxico es uno de los factores de riesgo para desarrollar ineficiencias a nivel hepático.
A partir de aquí, el objeto de la dieta ha de ser siempre abastecer al organismo de los nutrientes que necesita para llevar a cabo sus actividades. Bien es cierto que resulta óptimo aumentar el consumo de productos frescos y reducir el de aditivos, pero no es necesario tomar ninguna estrategia restrictiva y radical al respecto.
El problema de los zumos en la dieta detox
Por otra parte, y además de las restricciones típicas de cualquier dieta milagro, la dieta detox tiene un problema añadido. Promociona la ingesta de zumos verdes de forma regular. Esto puede llegar a ser problemático para la función metabólica, generando un estrés a nivel pancreático.
Hay que tener en cuenta que tanto frutas como verduras se consideran alimentos saludables cuando se consumen enteros. Ahora bien, la cosa cambia cuando se exprime su zumo o sufren un triturado. En este caso se pierde o se rompe la fibra que contienen en su interior, generando una absorción más rápida de los azúcares que los conforman.
Tal y como evidencia una publicación realizada en la revista Journal of Hepatology, el consumo de fructosa de forma libre supone un factor de riesgo para el desarrollo de patologías hepáticas y pancreáticas. Este azúcar incrementa los niveles inflamatorios, siempre y cuando no se ingiera con una cierta cantidad de fibra que module su absorción. En este sentido, la inclusión de zumos verdes en la pauta podría resultar más perjudicial que beneficiosa.
No hagas dieta detox, plantea una alimentación saludable
Según has podido comprobar, ni las dietas milagro ni las dietas detox resultan planes ventajosos para mejorar la salud del organismo. De hecho, son capaces de ejercer efectos perjudiciales, por lo que deberían de evitarse.
Lo óptimo resulta siempre plantear una dieta equilibrada y variada, con predominancia de los alimentos frescos frente a los ultraprocesados. Asimismo, resulta clave evitar la ingesta de tóxicos como el alcohol.

Por otra parte, es necesario combinar una buena alimentación con la práctica de ejercicio físico, sobre todo de fuerza, de forma diaria. Solo así se conseguirá un buen estado de composición corporal y un óptimo funcionamiento del cuerpo humano.
Referencias bibliográficas
- Jensen T, Abdelmalek MF, Sullivan S, Nadeau KJ, Green M, Roncal C, Nakagawa T, Kuwabara M, Sato Y, Kang DH, Tolan DR, Sanchez-Lozada LG, Rosen HR, Lanaspa MA, Diehl AM, Johnson RJ. Fructose and sugar: A major mediator of non-alcoholic fatty liver disease. J Hepatol. 2018 May;68(5):1063-1075. doi: 10.1016/j.jhep.2018.01.019. Epub 2018 Feb 2. PMID: 29408694; PMCID: PMC5893377.
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- Sussman NL, Lucey MR. Alcohol and Alcoholic Liver Disease. Clin Liver Dis. 2019 Feb;23(1):xiii-xiv. doi: 10.1016/j.cld.2018.10.001. PMID: 30454837.
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[…] ello la mejor alternativa es incluir vegetales de manera abundante en la dieta. Los pimientos, las frutas exóticas, el kiwi y las espinacas suponen una buena fuente de vitamina C. En casos de déficit […]