La disfunción mitoncondrial se podría catalogar como un proceso fisiológico nocivo para la salud que se encuentra detrás del desarrollo de muchas patologías crónicas y complejas. Ejemplos de ellas serían las cardiovasculares y varios tipos de cáncer. La buena noticia es que se puede prevenir e incluso revertir, aunque habrá que poner en marcha una serie de cambios a nivel de hábitos para lograr este objetivo.
Pero empecemos por el principio. Las mitocondrias son orgánulos que se encuentran en el interior de las células y que se encargan de obtener la energía necesaria para el funcionamiento de las mismas. Concentran material genético propio en su interior y una estructura proteica compleja. Sin embargo, y como cualquier elemento con ADN, pueden sufrir mutaciones. Aquí es donde la cosa se complica.
¿Qué se conoce como disfunción mitocondrial?
El concepto de disfunción mitocondrial hace referencia a la incapacidad de la mitocondrial de ejecutar bien sus funciones de obtención de energía por varios motivos distintos. Lo más frecuente es que el ADN se vea alterado a partir de la acumulación de radicales libres en el interior del orgánulo. ¿Qué sucede a partir de aquí? Pues que el riesgo de que proliferen células malignas y estas se vean correctamente alimentadas se dispara. Un estudio publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences lo confirma.
Pero la clave de todo este proceso patológico está, como hemos dicho, en la acumulación de los ROS. Las especies reactivas de oxígeno se generan a partir del funcionamiento normal de la propia mitocondria. En la mayor parte de los casos los antioxidantes endógenos como el glutatión se encargan de neutralizar su acumulación en los tejidos y de equilibrar el sistema, manteniendo balanceado el potencial redox.
No obstante, y por diferentes circunstancias, en algunos casos puede ser que los mecanismos de control homeostático internos no resulten suficientes. Entonces se dependerá de los antioxidantes endógenos, es decir, de aquellos que se consumen por medio de los alimentos. Hablamos sobre todo de los fitoquímicos presentes en los alimentos de origen vegetal. Ejemplos serían los taninos, el resveratrol, las antocianinas o el licopeno. Si la ingesta de frutas y verduras no es suficiente, habrá problemas.
¿Por qué se origina la disfunción mitocondrial?
Son varios los factores que pueden llegar a incrementar el riesgo de experimentar disfunción mitocondrial. Pero uno de los más influyentes es el sedentarismo. Si no se hace ejercicio la producción de antioxidantes endógena se ve muy mermada. Además se reducen la biogénesis de las mitocondrias y el proceso de autofagia. Por medio de estos dos mecanismos se destruyen las poblaciones de orgánulos ineficientes y se promociona la división de aquellos que realizan correctamente sus funciones.
Por otra parte habría que destacar la mala alimentación. Normalmente la biogénesis mitocondrial y la autofagia son procesos que tienen lugar en situaciones de glucemia baja. Si la homeostasis de la glucosa falla, por un consumo elevado de azúcares simples o por un contexto inflamatorio motivado por la ingesta en exceso de grasas trans, habrá problemas graves. Así lo evidencia una investigación publicada en Scientific Reports.
Consecuencias principales
Como hemos comentado, una vez que se origina la disfunción mitoncondrial el organismo experimentará una serie de ineficiencias graves. En primer lugar es fácil sufrir una situación de fatiga crónica derivada de la incapacidad de surtir a las células de la energía necesaria para realizar sus funciones. Además, debido a los daños producidos en el ADN, la incidencia de los tumores se incrementará de forma significativa.
Por este motivo es clave prevenir el desarrollo del problema para conseguir mantener un buen estado de salud con el paso de los años. Para ello no hay nada mejor que promocionar buenos hábitos de vida. Una dieta variada y equilibrada con presencia de productos vegetales, 7 u 8 horas de sueño nocturno diarias y la práctica de ejercicio de forma regular ayudarán mucho.
Referencias bibliográficas
- Hirata, Y., Inoue, A., Suzuki, S., Takahashi, M., Matsui, R., Kono, N., Noguchi, T., & Matsuzawa, A. (2020). trans-Fatty acids facilitate DNA damage-induced apoptosis through the mitochondrial JNK-Sab-ROS positive feedback loop. Scientific reports, 10(1), 2743. https://doi.org/10.1038/s41598-020-59636-6
- Luo, Y., Ma, J., & Lu, W. (2020). The Significance of Mitochondrial Dysfunction in Cancer. International journal of molecular sciences, 21(16), 5598. https://doi.org/10.3390/ijms21165598