La dieta FODMAP está caracterizada por la restricción de la fibra para el tratamiento de algunas patologías intestinales, sobre todo de tipo inflamatorio. Si bien las evidencias sobre su eficacia son heterogéneas, es cierto que a nivel clínico muchas personas experimentan mejoría tras eliminar algunos productos con alto contenido en fibra o gluten de las rutinas de alimentación.
De todos modos, es importante tener en cuenta que la dieta FODMAP puede ser carente en ciertos nutrientes, por lo que solo se debe emplear bajo supervisión profesional y durante un tiempo determinado. Una vez que la sintomatología remite es positivo volver a reintroducir los diferentes comestibles de manera gradual para comprobar la tolerancia y abrir el abanico lo máximo posible.
¿Qué alimentos están prohibidos en la dieta FODMAP?
Con las siglas FODMAP nos referimos a oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables. Básicamente son productos que entran dentro del compendio de la fibra y que no resultan digeribles. De la mayor parte de ellos no se extraen energía ni nutrientes, sino que fermentan en el interior del tubo sirviendo de sustrato energético para las bacterias que aquí habitan.
El problema principal de estos productos es que aumentan la producción de gas a nivel intestinal. También que si hay una situación de disbiosis por sobrecrecimiento de bacterias patógenas se disparará la población de microorganismos nocivos, ya que tendrán alimento de sobra.
Por lo tanto se trata de restringir los alimentos que generan un daño (aunque de forma temporal) para de este modo asegurar la muerte de los patógenos en el interior del organismo o al menos durante el tiempo de tratamiento farmacológico, si el médico lo considera oportuno.
Normalmente los productos que se deben evitar en la dieta son los caramelos, la bollería, las carnes procesadas, los aderezos y adobos, la lechuga, la cebolla, las crucíferas, la leche y los quesos blandos, las manzanas y peras y los albaricoques.
Algunos alimentos más pueden llegar a generar problemas, como las legumbres, pero es bueno comprobar la tolerancia en cada caso.

¿Qué alimentos comer en la dieta FODMAP?
A la hora de plantear la dieta FODMAP es importante hacer una buena selección de comestibles para reducir al máximo el riesgo de terminar desarrollando déficits nutricionales. Existen algunos con alto contenido en fibra que podrían consumirse sin generar problemas o sin incrementar la sintomatología ya existente. Entre ellos destacaríamos las fresas, los canónigos, algunos frutos secos, la zanahoria, el tomate y el boniato.
De todos modos el espectro de alimentos tolerados dependerá del grado de patología intestinal. Algunas de ellas, como la enfermedad de Crohn, cuentan con una fisiopatología muy particular. Cada caso puede ser diferente y no a todos le sientan mal los mismos productos. En estos casos conviene hacer diferentes pruebas de tolerancia y de provocación para ver exactamente qué es lo que aumenta la incomodidad, retirándolo así de las rutinas dietéticas.
Cuando hablamos de alteraciones en la microbiota, como en el caso de la disbiosis, suele ser suficiente con retirar temporalmente los procesados y los productos con alto contenido en gluten. Si además se complementa con la administración de un probiótico de calidad los resultados a un par de meses vista son bastante positivos. Aunque en ciertas situaciones se requiere también de manejo farmacológico.
¿Qué frutas son bajas en FODMAP?
Está claro que una de las grandes dificultades a la hora de enfrentarse a una dieta FODMAP es la elección y el consumo de los vegetales. Las personas que tienen costumbre de incluir un par de piezas de fruta en cada jornada puede que sufran con este patrón dietético. A pesar de todo, existen algunas variedades que se pueden llegar a ingerir sin demasiado problema. Ejemplos serían el plátano, la clementina, la mandarina, la papaya, el kiwi, la fresa y el coco.
De todos modos, es bueno controlar las cantidades. Que estas frutas sean bajas en FODMAP no quiere decir que no presenten alguno de estos compuestos en su interior. A dosis bajas no generarán alteraciones, pero aumentamos la ración podrían comenzar a aparecer los problemas. En líneas generales durante la aplicación de este patrón de alimentación se recomienda se un poco más restrictivo con los vegetales, llegando a suplementar con vitaminas, minerales o antioxidantes en el caso de ser posible.
¿Adelgaza la dieta FODMAP?
La dieta FODMAP no está diseñada para inducir reducciones en el tejido graso. Pero esto no quiere decir que no pueda provocar dicho efecto a lo largo del tiempo. Al fin y al cabo la reducción de los ultraprocesados, harinas y otros alimentos de baja calidad puede conllevar una reducción de la ingesta energética, consolidándose así un déficit que termina por generar pérdida de peso.
Ahora bien, si el objetivo es mejorar el estado de composición corporal existen alternativas mucho mejores que plantear una pauta de carácter restrictivo y que limite el consumo de vegetales. Lo mejor en este caso sería intervenir sobre los hábitos de vida y hacer hincapié en la necesidad de trabajar fuerza con frecuencia para provocar adaptaciones metabólicas e incrementar el gasto.
¿Durante cuánto tiempo se puede hacer dieta FODMAP?
Algunas patologías como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn pueden requerir de plantear una dieta FODMAP de forma permanente. Sin embargo, en la mayor parte de los casos esto no es así. Sobre todo cuando se pone en marcha dicha estrategia con el objetivo de resolver una alteración en la microbiota, como la disbiosis. Bajo este escenario se propone un seguimiento de la pauta de forma más estricta durante unas 4 semanas para después comenzar a introducir los diferentes comestibles buscando una mejor tolerancia.
Eso sí, suele ser positivo administrar también un probiótico de manera paralela, tanto en el caso de la disbiosis como cuando existe patología inflamatoria. Dichos productos cuentan con evidencias acerca de su funcionamiento a la hora de ayudar a manejar los síntomas digestivos y el malestar, pudiendo incrementar la calidad de vida del paciente. No nos olvidemos de que algunas intolerancias, como la de la lactosa, pueden estar influidas por poblaciones de bacterias beneficiosas escasas en el intestino.
Referencias bibliográficas
- Holscher H. D. (2017). Dietary fiber and prebiotics and the gastrointestinal microbiota. Gut microbes, 8(2), 172–184. https://doi.org/10.1080/19490976.2017.1290756
- Veauthier, B., & Hornecker, J. R. (2018). Crohn’s Disease: Diagnosis and Management. American family physician, 98(11), 661–669.
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